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Juan A. Guerrero SJ: "El Papa es una conciencia en busca de lo mejor para la Iglesia y la humanidad"

En su primera entrevista tras su etapa como prefecto de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede, el jesuita reflexiona sobre la sinodalidad a partir de su último libro

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Redacción Religión

Madrid

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 02:23

Esta semana, el 4 de octubre, arrancaba el Sínodo de la Sinodalidad. Una asamblea que pretende reflexionar en torno a una nueva manera de ser y estar en la Iglesia dados los desafíos que propone el mundo actual. Y llega dos años después de que comenzara a caminar, primero a nivel diocesano, después a nivel continental, un periodo de consulta, de diálogo y de escucha que el Papa Francisco puso en marcha de una forma muy novedosa. Quería escuchar a todos: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Hombres y mujeres que inspirados por el Espíritu ayuden a llevar a cabo esta reflexión tan necesaria en nuestros días.

A simple vista, parece fácil… Pero, ¿cómo escuchar al Espíritu? ¿Cómo tener la certeza de que realmente es así? A esta propuesta de la Iglesia nos puede ayudar el libro que los jesuitas Óscar Martín y Juan Antonio Guerrero acaban de publicar: Conversación espiritual, discernimiento y sinodalidad, prologado por el propio Papa Francisco. En 'La Linterna de la Iglesia', Juan Antonio Guerrero, director del Centro de Espiritualidad San Ignacio de Salamanca y, hasta diciembre de 2022, prefecto de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede ha repasado los puntos más interesantes del libro.

El padre Guerrero cuenta de dónde ha nacido este libro sobre la conversación espiritual: "La idea es simpática porque los dos que escribimos somos jesuitas. Óscar pertenece al equipo que ayuda a la Conferencia Episcopal Paraguaya en el proceso del Sínodo y, como la Iglesia, para el Sínodo, ha adoptado el método de la conversación espiritual, estaba aplicando este método para el discernimiento en común. Los obispos le insistieron en que tenía que publicarlo porque les estaba ayudando mucho", recuerda.

"Yo estaba en ese momento en Paraguay, en la misma comunidad, y me dijo '¿por qué no lo escribes, que estás aquí de sabático?'. Y al principio me resistí, aunque yo he utilizado el método bastante, pero al final, como dábamos paseos por las noches y teníamos nuestras conversaciones espirituales... casi que de esas conversaciones nació el libro", explica el jesuita.

"La conversación espiritual, el discernimiento y la sinodalidad son pura tradición de la Iglesia. María e Isabel, cuando se encuentran en el Evangelio, están llenas del Espíritu y, entre ellas, van sacando lo mejor de cada una. O san Agustín con san Ambrosio, o santa Teresa con san Juan de la Cruz... Y si pensamos en la vida en comunidad, cada vez que hay que tomar una decisión, hay modos que estarán más o menos formulados, pero es como se ha funcionado en la Iglesia. El Sínodo ha sido un modo de funcionar, de caminar juntos, del primer milenio. Ahí nace la idea", señala el padre Guerrero.

El Papa nos pide que emprendamos un camino de escucha en profundidad que, muchas veces, cuesta por culpa de la cantidad de debates que tenemos abiertos en la sociedad. El padre Guerrero afirma que el Sínodo puede ayudarnos a ejercer esa escucha: "Introduce a la Iglesia en una dinámica espiritual que nos hace falta. Una dinámica de silencio, de más oración y de más escucharnos. Y, ojalá, de ahí pasara también a la sociedad. Un amigo que ha leído el libro me ha dicho 'estaría bien que hicieras una versión para los políticos'. Estaría bien que hubiera una idea de bien común para que pudiese funcionar. Nosotros tenemos muchas discusiones y pocas conversaciones. Y de la vida cívica desaparecen los espacios de la conversación. Es algo que debilita mucho las democracias. Cada grupo tiene su jerga, su vocabulario. No se encuentran los distintos en temas comunes. Debemos verter perspectivas diferentes en un cauce común. Y construir un cauce común siendo muy distintos. Eso es una ventaja de la conversación espiritual", explica.

"En este método, cada uno escucha al Espíritu, cada uno hace su oración y cada uno intenta aportar no mis ideas, no mis intereses, no lo que yo quiero, si no lo que creo y siento que el Espíritu nos está diciendo. Eso es un primer momento, pero como el Espíritu no solo me habla a mí, sino que habla a los otros, yo tengo que escuchar lo que el Espíritu dice a través de los otros a la comunidad. En la primera ronda, cada uno comparte lo que le ha pasado, lo que ha vivido en la oración... pero, en la segunda ronda, lo que se comparte es lo que ha recibido de los otros. En el método, cuando escuchamos a los otros con apertura, de una manera vulnerable, eso nos mueve y nos cambia", afirma el jesuita.

Para el padre Guerrero, el Sínodo es "un gran acierto". "Creo que el Sínodo puede ser una buena experiencia espiritual para la Iglesia, y no solo para los que participan. Creo que está entrando en muchas comunidades cristianas. Es verdad que me parece que está más vivo en Latinoamérica, pero el escuchar el Espíritu no es solo el Sínodo. No es un parlamento, no es introducir la democracia, ni grupos de presión... la Iglesia necesita cambios. A cada uno nos gustaría un modo para que cambiase, o una dirección... pero eso es irrelevante. Lo que importa es lo que el Señor quiera hacer con su Iglesia y por donde el Espíritu la quiera llevar. Y proponer escuchar al Espíritu me parece un gran acierto. Hay que hacerlo con humildad", señala.


Su etapa al frente de la economía de la Santa Sede

"Le doy muchas gracias a Dios por haber podido ayudar al Papa Francisco en un momento como aquel", asegura el jesuita recordando su etapa como prefecto de la Secretaria para la Economía de la Santa Sede. "No tengo memoria carroñera, me acuerdo de cosas positivas. Dimos pasos muy importantes. El intentar hacer que la economía de la Santa Sede sea algo limpio. Que en la Santa Sede se hable de economía... es una ayuda para la misión, y lo que importa es la misión que tiene que realizar", explica

"Y colaborar en esa misión desde esa retaguardia... estoy contento. Se creó un buen equipo que continúa trabajando bien. Se dieron pasos de mayor transparencia, de mejor organización, eficiencia... APSA mejoró bastante, se centralizaron cosas que estaban un poquito deslabazadas. Tuvimos varias visitas de fundaciones americanas en los últimos meses que vinieron a renovar su confianza en el Vaticano", narra el padre Guerrero.

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Preguntado por cuál es su visión sobre los años que pasó al servicio de la Santa Sede, asegura que "curiosamente, ya de mayor y un ambiente como aquel, echo de menos a algunos amigos. Conocí bastante gente de bien y, sobre todo, al Papa. Creo que es una conciencia en busca de lo mejor para la Iglesia y para la humanidad. Recuerdo una anécdota en la que me dijo 'reza por mí'. Yo le dije 'ya lo hago, Santidad'. Y me respondió 'pero reza a favor'. Y me contó una historia de una audiencia, en la que saludó a una señora mayor, como de 80 años, que tenía pinta de campesina, y le dijo lo mismo, a lo que la señora le respondió 'sí, sí, si en contra ya rezan estos que tiene aquí dentro', recuerda entre risas Juan Antonio Guerrero.

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