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Así pasaron los gemelos policías de Ourense el asesinato de un compañero por un suicidio: "Fue una venganza"

Pablo Muñoz, periodista de ABC especializado en sucesos, explica en La Linterna de COPE los errores e indicios que apuntan a un asesinato y "anulan la tesis del suicidio"

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Tiempo de lectura: 4'Actualizado 20:44

Bernando y Roi Deprado son dos policías, gemelos, visten muchas veces igual, llevan hasta la misma montura de gafas, comparten las mismas aficiones y amistades y muy pocas veces se separan. Están destinados en la Comisaría de Orense y son investigados desde 2016 como supuestos autores del asesinato de un compañero en esas dependencias policiales. Entre medias, una trama de robo de armas, anónimos, narcotráfico, rencillas internas...

La juez instructora, en contra del criterio de la Fiscalía, los quiere sentar en el banquillo por la muerte del agente tras acabar una investigación muy compleja, que dividió la comisaría entre quienes defendían a los hermanos, y sostenían que la víctima se había suicidado, y los que veían clara su culpabilidad.

¿Asesinato o suicidio?

Pablo Muñoz, periodista de ABC especializado en sucesos, explica en La Linterna de COPE cómo se produjo la muerte del policía: “Fue un 9 de abril de 2016, cuando se encontró en la quinta planta de la comisaría de Orense el cadáver de Celso Blanco, un policía amigo íntimo de los gemelos. El agente estaba sentado en la silla de su escritorio, con un tiro en la parte izquierda de la cabeza, justo encima de la oreja, que le atravesó el cráneo. Sobre la mesa, con el ordenador aún encendido, reposaba el arma con la que presuntamente se había quitado la vida. Al lado, los primeros compañeros en entrar en la habitación encontraron una segunda pistola y en un cajón de la mesa, la tercera. Todas ellas habían sido robadas del búnker de la comisaría unos meses antes, en noviembre del 2015, lo que había provocado una investigación urgente por parte de Asuntos Internos".

Todo apuntaba a que Celso Blanco se había quitado la vida. Pablo Muñoz desvela que esta teoría “cobró más fuerza aún cuando algunos de los amigos más próximos de Celso recibieron en un grupo de WhatsApp un mensaje supuestamente escrito por él que sonaba a despedida y disculpa. Además, desde su correo corporativo, y coincidiendo con la hora de la muerte, se envió un mail inculpatorio en el que el policía asumía toda la responsabilidad de haber robado seis pistolas y de enviar varios anónimos en los que acusaba en falso de corruptos a cuatro compañeros del grupo de estupefacientes de la comisaría, con su jefe a la cabeza”. En concreto, el mensaje decía «Siento mucho todo lo sucedido. Siento haber sacado las armas del búnker y los anónimos que envié. Han hecho mucho daño a mucha gente, sobre todo a un gran amigo y exjefe. Lo siento».

¿Cuándo empieza a sospechar la juez de que puede haber algo más detrás? “Desde el principio la juez ve cosas extrañas y decide no admitir la tesis de Asuntos Internos de que aquello había sido un suicidio, así que encargó la investigación a los agentes de la UDEV de la misma comisaría en la que se había producido el crimen. Y ahí empiezan las sorpresas. La primera, que pese a lo aparente, la escena del suceso no casaba con la de una muerte voluntaria. Fue la trayectoria del tiro, en sentido claramente descendente, lo primero que hizo sospechar a los investigadores, que constataron rápido la manipulación del arma encontrada en la mano de Celso, ya que tenía la corredera hacia atrás, sin cargador, y eso no es posible sin que intervenga un tercero. Con el paso de los meses la investigación engordó y la lista de indicios se fue haciendo más larga”.

ESPAÑA SUCESOS OURENSE

GRAF3408. ORENSE (ESPAÑA), 04/07/2018.- Los hermanos gemelos adscritos a la Policía Nacional, que permanecen investigados por su presunta relación con la muerte del agente Celso B.A, acompañados por su abogado, a su llegada a los juzgados de Ourense para prestar declaración. Los dos policías, Bernardo y Roy D. L. han pasado esta mañana a disposición judicial y se encuentran a la espera de prestar declaración en relación con dos nuevos informes aportados a la investigación, que estarían relacionados con un positivo de ADN hallado en un folio y un anónimo aportado por la familia que descartaría el suicidio.-EFE/Brais Lorenzo


Los indicios que apuntaban a un asesinato

La investigación descubrió pólvora en la ropa de la víctima idéntica a la hallada en los cartuchos que los hermanos guardaban en sus taquillas. También quedó descartado que el disparo se realizase a poca distancia, lo que anulaba la tesis del suicidio. Además, los móviles de los gemelos no tuvieron actividad durante ese margen horario y en las armas encontradas en el despacho de Celso Blanco no había ADN suyo, lo que indica que él no las tocó, pero sí hubo alguien que las colocó allí como parte del decorado. El periodista añade que “también hay unas huellas palmares en un aparato de aire acondicionado, una presunta avería para justificar la ubicación de un vehículo de los sospechosos, que el taller descartó. Incluso se analizaron las miradas que los acusados lanzaron a las cámaras de vigilancia en los días previos a la muerte y el propio día de los hechos, que determinaron qué exposiciones del rostro fueron voluntarias, con afán de ser grabados, y cuáles fueron espontáneas”. Son 84 folios en los que se desgranan una veintena de indicios, aunque es verdad que no hay una prueba definitiva que incrimine a los gemelos.

Pero si los acusados eran amigos de la víctima, ¿por qué querrían matarlo? Pablo Muñoz cuenta que la juez cree que fue una venganza, “que empezó a cobrar forma en la mente de los gemelos cuando se vieron «desplazados» dentro del de las dependencias policiales de Orense, en donde se movían a sus anchas”. Los dos fueron trasladados a otros puestos de trabajo y privados del uso de la galería de tiro, a donde iban cuando querían sin dar explicaciones a nadie, hasta que el comisario dijo que aquello se había terminado. Cuando su estatus en la comisaría cambió, se produjo el robo de las 6 pistolas del armero y llegaron los anónimos a la prensa local y a la Policía en los que se denunciaba falsamente de irregularidades a los agentes del Grupo de Estupefacientes, en concreto favorecer a traficantes de la ciudad, de beneficiarse del tráfico de drogas y de omisión en la persecución de delitos.

Para concluir, otra de las cosas que llamó la atención a la instructora fue que le resultaba “inverosímil que alguien se dispare por la culpa de unos hechos en los que no intervino”, porque según explica los datos de geolocalización de Celso Blanco lo sitúan fuera de los lugares y momentos en que se crean las notas o se envía el primer anónimo a la prensa para acusar en falso a los agentes del Grupo de Estupefacientes. Pablo Muñoz puntualiza que “no tiene sentido que se inculpe primero, y se quite la vida después. Pero insisto en que estamos ante un cúmulo de indicios que son potentes, pero hay que esperar a ver si son suficientes y tienen la contundencia necesaria para que el caso llegue a juicio primero, y haya o no una condena después. Estamos hablando de una investigación que está muy bien hecha, pero no hay una prueba directa”. Los dos gemelos todavía no han entrado en prisión.

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