Roberto Bermúdez de Castro fue el encargado de ejecutar el 155 en 2017 en un momento en el que era secretario de Estado de Administración Territorial. Hoy, seis años después, ve desde el gobierno de Aragón, donde es consejero, cómo todo el trabajo de aquellos meses tras la aplicación de Rajoy del artículo constitucional se va por la borda con la ley de amnistía que ha presentado el PSOE este lunes y que ha registrado en el Congreso.

“No te voy a engañar, estoy jodido”, confesaba este lunes a Ángel Expósito en La Linterna. “Yo me acuerdo de Diego Pérez de los Cobos, del fiscal Maza, del fiscal De la Rosa, todos los secretarios y sub secretarios de Estado que lucharon por mantener la legalidad, los desvelos de Rajoy, Piolón...”, lamentaba el consejero, que subrayaba que hubo “muchas personas que trabajaron por la unidad de España”.

“El día que Puigdemont se pasee por las Ramblas será la foto de la infamia y la indignidad. Una persona que es un delincuente y que por cuatro votos le han amnistiado. Esta semana he mantenido relación con gente de la Generalitat y el PSOE y me han dicho que esto era por el bien superior. Esto hubiera sido por el bien superior si lo hubiese hecho Sánchez en un gobierno con mayoría sin que estos 7 votos fuera decisivos, aunque sería la misma infamia”, añade en COPE.

“Un país se sustenta en la redistribución de la renta, en la equidad, la libertad, y cuando te das cuentas que todos los acuerdos son por dinero y algunas comunidades vamos a ser de segunda, ¿qué país vamos a dejar a nuestros hijos?”

Cómo recuerda aquellos días

Bermúdez de Castro asegura en COPE que los primeros días del 155 “vivía en Zaragoza, había preocupación, expectación y ansiedad por ver a lo que nos íbamos a encontrar”. “Teníamos la tranquilidad de que teníamos a todo el país detrás: Cuerpos y Fuerzas del Estado, una legión de Abogados del Estado, muchísimos periodistas que ahora piensan lo contrario pero entonces nos ayudaban”, critica en COPE.

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Un entorno que hizo que esos días fueran más fáciles. “Pero no negaré que cuando iba a mi casa tenía sensación de vértigo. Tengo un recuerdo difuso de aquello, al final la tensión te hace olvidar lo malo, pero también un recuerdo de que cumplimos nuestra obligación como españoles de mantener el orden insittucional”.

“Se hizo lo que había que hacer”

El que fuera encargado de ejecutar el 155 recuerda que “desde el primer día” cerraron “muchas embajadas, muchos chiringuitos”. “Denunciamos ante el Tribunal de Cuentas la cantidad de dinero que, en lugar de destinarlo a Educación, Sanidad o Servicios Públicos, lo destinaban a comprar a gente y lobbies. A intentar cambiar de opinión a la Administración Trump y a medios europeos. Que hicimos muchas cosas y el ambiente era más tranquilo que cuando llegamos, seguro”.

Así, confiesa Bermúdez de Castro que lo más difícil fue que les “criticaron mucho porque el primer día, en vez de ir a la Plaza Sant Jaume y montar un espectáculo, nos juntamos en la Via Laietana, frente a la policía, porque no era bueno incendiar más las calles”.

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“Y lo más complicado fue pensar qué tenían ellos pensado ante el 155. Unos meses antes tuvimos que parar una venta de armas para los Mossos en el Consejo de Ministros, o la imagen de Carme Forcadell encima del coche insultando a los jueces, o cómo saquearon los coches de la Policía y Guardia Civil”, concluye.