La guerra de Ucrania activó una oleada de solidaridad en todo el mundo. Muchos españoles cogieron sus coches y se fueron hacia Ucrania para tratar de sacar del infierno a miles de mujeres y niños, pero, ¿qué hicieron los propios ucranianos? ¿Cómo se organizaron? ¿Se mantiene esa ayuda a día de hoy? Ángel Expósito ha conocido a Liliana durante la realización del programa de La Linterna de COPE desde la frontera entre Ucrania, Moldavia y Rumanía. “Ella tiene unos 40 años, es rubia, lleva el pelo corto y me llama la atención su determinación”, describe Expósito.

Liliana vivía en Odesa y tenía un cargo de responsabilidad en la administración, pero la guerra le cambió totalmente la vida. No se olvidará nunca de los primeros bombardeos: “La primera noche estaba en el tren de Kiev a Odesa. A las cinco de la mañana los niños empezaron a llorar”.

Liliana cogió a sus dos hijos y se fue Rumanía. Conocía el país porque desde hacía algún tiempo trabaja en una serie de proyectos transfronterizos entre los gobiernos rumano y ucraniano. Así que no se lo pensó dos veces: “Toda mi familia está aquí, aunque las casas y los coches están allí. Si tienes a la familia cerca, puedes vivir”.

Una vez instalada en esta frontera, con su familia a salvo, tenía una sola obsesión: como podía ayudar a sus compatriotas, a aquellos que no podían salir y que necesitan sobre todo alimentos. Así que aprovechó su experiencia laboral en el terreno de la logística y montó un pequeño convoy que cuando podía atravesaba la frontera cargado de comida y productos higiénicos: “El primer día trabajamos para recoger la comida y después necesitaba un espacio para guardar todo, además de buscar un transporte y un conductor. Con mi hermana y dos amigas conseguimos el espacio y todo lo que necesitábamos”. Con su prima y dos amigas montaron un punto de recogida y distribución de alimentos. Ese pequeño proyecto fue creciendo poco a poco y se ha convertido en área logística.

Con el paso de los meses esa pequeña ayuda se ha convertido en algo fundamental para miles de personas dentro de Ucrania. Liliana trabaja ahora con ONG cristianas locales como Proveritas o españolas con CESAL. Desde este punto de la frontera con Rumania coordina varios camiones que entran a diario en Ucrania.

“Cuando a Liliana le preguntas de donde saca los recursos, se encoge de hombros y dice que de donde puede. Y si le preguntas hasta cuando lo va a poder seguir haciendo, te dice con una gran determinación que hasta que sea necesario”, comenta con admiración Ángel Expósito.

Esta es la historia de Liliana, una mujer ucraniana que junto a su prima y dos amigas al estallar la guerra comenzó mandando bolsas de comida a las zonas bombardeadas y ahora, más de un año después, envía camiones que reparten comida y productos de higiene en Ucrania.