Soledad Rojas era una sevillana que durmió sus 97 años de vida con un cuadro encima del cabecero de su cama. Tras fallecer, sus herederos donaron la pintura hasta que terminó pasando por un proceso de restauración que les dio una sorpresa: lo había pintado alguien a quien conocían bien. Alguien que no esperaban.

Se trataba de un cuadro que representaba la figura de la inmaculada con el niño y, tras la muerte de Soledad, fue donado a su parroquia, la de Santa María Magdalena de Sevilla. El párroco al recibir la obra, que no tenía firma, decidió mandarla a restaurar y fue entonces cuando los expertos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico se hicieron cargo de la restauración. Tras numerosos análisis descubrieron al autor de la pintura.

Quién había pintado el cuadro

Los resultados arrojaron que se trataba de una obra de Velázquez pintada en su juventud y había estado años colgada del cabecero sin saber que se trataba de un tesoro escondido. Ahora, la preciada obra pertenece al patrimonio artístico de la parroquia, donde está acompañada de lienzos de Zurbarán o Pacheco. “El agua siempre vuelve a su cauce y el arte también”, apunta el director de La Linterna, Ángel Expósito.

En 2023, tras investigaciones, búsquedas y también por casualidad, 7 piezas de arte fueron recuperadas. Por casos como el de Soledad, muchos pueden preguntarse si alguna de las pinturas que hay en casa de los padres o de los abuelos tienen algún valor. Pero, ¿qué es lo primero que tenemos que tener en cuenta para reconocer si tenemos una pieza de valor en casa? Cristina Salama, historiadora y perito de arte, explica que son claves “la calidad y luego hay que seguir un protocolo, que es localizar qué bibliografía hay de ese artista y si aparece la obra en cuestión y dirigirnos directamente al experto, a quien ha desarrollado esa bibliografía”.

Otro descubrimiento insólito

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El de Sevilla no es el caso de descubrimiento de arte fortuito de los tiempos recientes. El verano de 2023, a mediados de agosto, los responsables del Museo Británico se percataron que faltaban entre mil y dos mil joyas de oro. Unas piezas que pertenecían a su colección datada del siglo XV antes de Cristo.

Una parte de esta colección estaba valorada, aproximadamente en 50.000 libras esterlinas. Así, a los pocos días, las autoridades se encontraron con algunas de estas piezas a la venta en una plataforma de ventas online por alrededor de unos 46 euros. A día de hoy, la policía metropolitana de Londres sigue intentado recuperar todas las piezas y aclarar los hechos.

¿Cómo o quién le pone un valor a estas obras o joyas antiguas?

Cristina Salama explica en La Linterna que generalmente “cuando hablamos del mercado secundario, que son los anticuarios y las casas de subastas, el valor de una obra es la demanda que haya de ese artista y lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella. Es el mercado el que otorga una validez u otra a la obra del artista”.

Otro caso curioso de obras de arte perdidas son dos dibujos al carbón hechos por Salvador Dalí en 1922, que terminaron formando parte de la casa de la familia Coromines en Barcelona. Unas obras valoradas en 300.000 euros. Tres ladrones asaltaron esta casa y se llevaron estas dos obras en el 2022 y, a mediados del mismo año, los autores del crimen intentaron vender los cuadros en el mercado. Fue gracias a la denuncia de un comprador anónimo a los Mossos d'Equadra que luego fueron recuperadas por sus dueños.