Donald Trump está estos días imbuido de un espíritu de cordialidad asombroso. Primero ha alcanzado una tregua con el presidente Chino en la guerra comercial, 85 minutos de reunión y aranceles a la mar. Tan amigos. A ver lo que dura...

Por lo pronto, Trump se ha llevado el “buen rollito” a Corea del Sur donde prosigue su gira asiática. A golpe de tweet propuso ayer un encuentro con el dictador norcoreano Kim Jon Un en la zona desmilitarizada entre las dos coreas, simplemente porque “pasaba por allí y quería saludar”. Así de sencillo.

Para rematar la sorpresa, Kim Jon Un ha aceptado a última hora y ya para poner la guinda, los dos han cruzado la frontera del paralelo 38. Trump se ha convertido de esta forma en el primer Presidente de Estados Unidos que pisa suelo norcoreano. Así, como el que no quiere la cosa. Más sorprendente que la foto en el punto de mayor tensión del planeta ha sido cómo se ha llegado a ella.

Kim Jon Un ha llegado a decirle a Trump que jamás esperaba verle allí y Trump ha invitado al dictador de Corea del Norte a visitar la Casa Blanca. Si no lo veo no lo creo. Es la diplomacia a base de tweet que tan pronto abre una guerra comercial como genera una foto histórica en la frontera del paralelo 38.

En la frontera de la investidura se anda moviendo también Pedro Sánchez. En esa misma cumbre de la G-20 en que estuvo Trump, el Presidente en funciones ha vuelto mandar un mensaje a Pablo Iglesias para que se decida a darle su apoyo ya, en el debate de investidura del mes de julio sin esperar a recibir ministerios.

Este órdago de Sánchez a Iglesias tiene una clave; la amenaza de repetición de elecciones generales. Sánchez está situando a Podemos como el escollo para alcanzar un gobierno de izquierdas.

Si mantuviera el no en la investidura, Podemos quedaría como el partido que ha abocado a una repetición electoral que nadie quiere. Es decir, que si hubiera nuevas elecciones Podemos podría pagar el plato roto de la investidura y el PSOE podría salir reforzado. Eso lo sabe el PSOE, eso los sabe Podemos , eso lo saben todos. Todo muy maquiavélico, pero todo real. Es el maravilloso mundo de la política.