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La ciudad de Valencia vive este sábado su segundo día de luto oficial por el incendio de un edificio de 138 viviendas en el Campanar que, hasta el momento, ha dejado nueve personas fallecidas y una desaparecida, a la que los bomberos y la Policía científica continuarán buscando desde esta misma mañana.

Gran parte del editorial de este sábado de Antonio Herraiz ha estado dedicado a la tragedia que han vivido los valencianos. Aún no dan crédito a la tragedia que se ha llevado la vida de la familia de un joven matrimonio y sus dos niños pequeños:

"La noticia sigue en el edificio de Valencia arrasado por el fuego. Hoy los bomberos y los agentes de la policía científica van a volver a realizar batidas para rastrear aquellos puntos a los que todavía no han podido acceder. Hasta ahora han recuperado nueve cadáveres, es la cifra confirmada de muertos, nueve personas fallecidas, y por la información que han podido cotejar hay un vecino del edificio que aún sigue ilocalizable.

Lo que vamos conociendo son los nombres, las historias de los fallecidos. Y es en ese momento, cuando ponemos cara y rostro a los muertos, cuando la tragedia toma una mayor dimensión. Y entre los cadáveres recuperados están los de Marta y Ramón junto a su hijo de poco más de dos años y una bebé de apenas días.

No pudieron abandonar el edificio y su agónico final lo vivieron también a tiempo real los servicios de emergencia y los familiares con los que hablaron por teléfono desde el interior del baño de la vivienda donde se habían refugiado con sus hijos. Uno de ellos acudía a la guardería Sant Pau de Valencia, donde todos están en shock. Sus cuerpos fueron los primeros que se localizaron con la ayuda de un dron de los bomberos.

Viendo como ha quedado el edificio, sólo con el esqueleto en pie, esa mole ennegrecida, con un gran amasijo de hierros en el interior, es fácil deducir que la tragedia podía haber sido mucho mayor. Hay varios factores que lo evitaron. Primero, la rápida actuación de los bomberos. Llegaron a los pocos minutos de iniciarse el fuego tras una primera llamada de una vecina del edificio de enfrente y trabajaron en condiciones muy duras debido a la rápida propagación de las llamas. De hecho, varios bomberos resultaron heridos y dos siguen hospitalizados, aunque su vida no corre peligro.

También influyó la hora. Un siniestro de este tipo desatado por la noche, habría tenido consecuencias mucho más graves. Esto es fácil de imaginar. Gente mayor con el sueño profundo. Y a determinadas horas, la respuesta no es la misma que si te pilla en plena actividad. A las cinco y media de la tarde, muchos vecinos no habían vuelto a casa. Seguían con su jornada de trabajo, con las extraescolares de los más pequeños. En fin, todo tipo de situaciones.

Julián, el héroe que quería ser anónimo

Y luego hay una persona al que muchos ven ya como un héroe, que conocía como nadie todos los rincones de la finca, que sabía la vida de sus vecinos y que, por tanto, podía intuir quién estaba en casa y quién no. Es el conserje del edificio. Se llama Julián y ha hablado con Pilar Cisneros, en La Tarde de COPE, justo junto al inmueble arrasado por las llamas. Julián le ha contado a Pilar Cisneros que fue consciente muy pronto de la que se estaba preparando. No se lo pensó. Subió a la séptima planta donde se originó el fuego y comenzó a llamar a todas las puertas en las que sabía que había gente.

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Fue directo a aquellas viviendas donde había personas mayores. De hecho, acompañó a algunas de ellas a la calle. Una vez ya fuera, viendo la peligrosidad que tenía volver al interior, los bomberos no le dejaron subir.

Y gracias a Julián, y gracias a la actuación de los bomberos, hoy podemos contar también historias de vida. Es el caso de Sara y Amar. Ella es de Portugal y él de Bélgica. Llevaban poco más de un año viviendo de alquiler en ese edificio de Valencia situado entre las calles Maestro Rodrigo y Poeta Rafael Alberti. Cuando el incendio comenzó a las cinco y media de la tarde, en la puerta 86 del séptimo piso, ellos estaban en casa. El fuego avanzó con tanta rapidez por la fachada que, sin poder escapar por las escaleras, quedaron cercados".