Buenos días, bienvenido, recibe un saludo de Guillermo Vila en nombre de todo el equipo de 'La Mañana del Fin de Semana', estamos encantados de acompañarte desde ahora y hasta las ocho y media de la mañana.

En este domingo, otra vez, de muchísimo calor. Hoy los termómetros volverán a subir en toda España excepto en el noroeste peninsular. Hoy hay alerta de nivel rojo por temperaturas máximas en Andalucía y naranja en 27 provincias españolas.

Durante todo este domingo vamos a seguir muy pendientes de los incendios que siguen activos en nuestro país. Está siendo un verano terrible, la verdad. Fíjate en este dato: En las últimas dos semanas se han calcinado casi 100.000 hectáreas forestales, más de lo que ardió en todo 2021. El fuego que más nos preocupa a esta hora es el de Tenerife. Hay 2 mil hectáreas afectadas en el municipio de Los Realejos. En total son cuatro las localidades de la que han tenido que ser evacuados casi 600 vecinos.

Con los incendios hay que hablar siempre en primera persona, para que nos quedemos en datos de hectáreas, medios utilizados, esas cosas que solemos decir en la radio, ¿verdad? Pero que explican poco.

Y mira, con esto del fuego, todo menos la ideología. Lo que mata no es solo el cambio climático, como repite diariamente -ayer volvió a decirlo- el presidente del Gobierno. El cambio climático tiene efectos en el largo plazo, es un debate abierto, un debate científico... es un poco tramposo echarle la culpa a ese concepto del cambio climático. Lo es porque al hacerlo dejamos de ocuparnos de lo que sí puede hacerse... ya, en el corto plazo, que es gestionar mejor. Dotar de medios a los bomberos, considerarlos durante todo el año como trabajadores, dotarles de más medios, trabajar por una mejor coordinación entre administraciones y, sobre todo, limpiar los montes. Dejar que la gente del campo use esos montes, que puedan pasar sus animales, adecentar los caminos. Seguramente esa bandera luce menos que la de la emergencia climática internacional, pero es mucho más eficaz. La política, como siempre, es el arte de lo posible.

Pero no parece que el presidente Sánchez esté en este ejercicio de realismo. Claro, planteado así, es muy fácil denunciar un tsunami, convertirlo en una bandera... lo difícil es gestionarlo, tomar decisiones, actuar en lo que sí que un gobierno puede tomar medidas, tanto de prevención como de coordinación.

EL OBJETIVO DE PEDRO SÁNCHEZ

Lo cierto es que este fin de semana está sirviendo al menos para aclarar bastante las cosas de cara al inminente ciclo electoral. Habrá elecciones autonómicas y municipales en mayo de 2023 y, como muy tarde, generales en diciembre. Es mucho tiempo, sí, y tenemos por delante un ciclo económico muy complejo que lo va a condicionar todo.

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Pero, ¿por qué digo que el tablero se va aclarando? Mira, ayer, como sabes, se reunía la Ejecutiva Federal del PSOE. Se supone que el objetivo era superar la crisis interna abierta tras la debacle andaluza y la salida precipitada de Adriana Lastra. Y, en cierto modo, así fue. Los socialistas aprobaron los nuevos nombramientos designados a dedo por Sánchez. Sin embargo, el presidente le dedicó al asunto cinco minutos de su larga intervención. Quien sí que deslizó alguna crítica, aunque, como siempre, así de pasada, fue el presidente de CLM, Emiliano García Page.

El problema de las críticas de Page, como las que a veces hacen Fernández Vara o Lambán, es que no van acompañadas de hechos. Claro, Page critica los pactos de su partido, se entiende, con Bildu. Pero, a la hora de la verdad, sus diputados en el Congreso, los que representan al PSOE de su región, votan sí, por ejemplo, a la nueva ley de memoria democrática pactada con los proetarras. Lo que no parece razonable es llevar tantos años diciendo una cosa en Toledo y votando otra en Madrid.

Bueno Sánchez dedicó la mayor parte del tiempo de su discurso en activar a su partido de cara a las citas electorales, en tratar de animar a sus bases a base de optimismo. Y es bastante evidente que Sánchez quiere ganar la partida en el flanco izquierdo. Ya se vio en el Debate sobre el Estado de la Nación que considera que el centro está perdido y, por tanto, él va a dar la batalla en la izquierda. Desde luego, es un movimiento arriesgado, toda vez que en ese espacio se está fraguando una alternativa aparentemente fuerte bajo el liderazgo de Yolanda Díaz.

Pero es a lo que va a jugar Sánchez. Ayer volvió a repetir lo de los hombres oscuros que trabajan contra él, insistió en defender los nuevos impuestos y volvió a envolverse en la bandera del cambio climático desafiando a Alemania en su rechazo a la imposición del 15 por ciento de ahorro energético.

El grueso de la intervención del presidente estuvo dedicada, ya te digo, a la cuestión de la emergencia climática. Ha elegido esa bandera y no va a soltarla. Probablemente porque, incluso perdiendo las próximas elecciones generales, ese posicionamiento le puede abrir unos cuantos organismos internacionales.

Así que Sánchez se ha ido a la izquierda del tablero donde, como te decía, Yolanda Díaz trata de sobrevivir al aquelarre de traiciones, empujones, engaños y contradicciones al que está siendo sometida por unos y por otros. Con un Pablo Iglesias que sigue moviendo los hilos, escondido en el tuit, en el podcast, haciendo y deshaciendo, filtrando a conveniencia. La verdad que la colección de puñaladas que se están dando unos y otras desde hace siete años se han convertido, verdaderamente, en lo más relevante de esa nueva política.

El último episodio es el cese fulminante de Enrique Santiago como Secretario de Estado. Ha caído el no hace mucho gran aliado de Iglesias. ¿Su pecado? Haber optado por acercarse al proyecto de Díaz. En las últimas horas, desde el entorno de Podemos se está filtrando en distintos medios la opción de que incluso Podemos se presente como partido independiente en las próximas elecciones. Eso dejaría muy debilitada a Yolanda Díaz, que no cuenta con una estructura de partido que la apoye. ¿Será un farol? Imposible saberlo.

JUANMA MORENO Y LA NUEVA ANDALUCÍA

Bueno y si así están las cosas en el flanco izquierdo, el día de ayer también sirvió para aclarar el enfoque que el PP le va a dar a sus próximos movimientos. En la toma de posesión de Juanma Moreno como presidente andaluz, Alberto Núñez Feijoó insistió en sus grandes éxitos: centralidad, moderación y estabilidad. El modelo es Andalucía, decía Feijoó.

Ese es el espacio en el que quiere moverse el PP. Un espacio que empieza justo en la frontera que ha dejado libre el PSOE, desde la socialdemocracia clásica hasta la derecha liberal y conservadora. Incluso Vox le está facilitando ese ensanchamiento a los populares, aceptando la esquina derecha del tablero con aparente resignación.

GUERRA DE UCRANIA: TRAS EL ACUERDO DEL CEREAL RUSIA ATACA ODESA

Y mientras todo eso sucede en el mundo de la política, en el día a día: precios, precios y precios. Quizá esa sea la bandera más transversal de todas. Y lo de los precios va a depender mucho de lo que ocurra en Ucrania, donde en las últimas horas hemos pasado de la esperanza a la frustración.

Ni 24 horas después de firmar ese acuerdo, el ejército ruso lanzaba al menos cuatro misiles contra la ciudad de Odesa, cuyo puerto es uno de los que, en virtud del supuesto acuerdo, debían salir esas exportaciones de grano para aliviar la hambruna que amenaza a varios países en vías de desarrollo. De esos cuatro misiles, dos impactaban directamente sobre el puerto de la ciudad.

El presidente Zelensky cree que Rusia no cumple su palabra. También la Unión Europea y Estados Unidos condenó el ataque. Un ataque en el que Rusia niega estar implicada. Lo ha hecho en conversaciones con el gobierno de Turquía.

Es importante lo de Odesa porque puede retrasar aún más la salida de ese grano. Claro, esos cereales iban a ser transportados en barcos y esos barcos necesitan una tripulación. ¿Quién en su sano juicio va a querer trabajar en una travesía con la amenaza de que un misil te haga saltar por los aires? Mientras, muchos países que dependen de ese grano... siguen esperando.