Si eres padre, seguro que recuerdas ese momento en el que, por primera vez, escuchaste un sonido que te dejó sin respiración: el latido del corazón de tu hijo. Son días en los que todo el mundo se empeña en preguntarte si sabes el sexo del bebé, algo que no te suele preocupar porque tu único interés es que venga bien.

Pero, ¿qué ocurre si no es así y ese sonido que con tanta ilusión habías escuchado significa que ese pequeñín viene con una cardiopatía congénita? Ese fue el caso de Pablo y Reyes, padres primerizos que antes de traer a Lara al mundo ya sabían que su hija necesitaría permanecer en el hospital durante los primeros meses de su vida. Además, el mejor centro para que trataran a su hija estaba en Madrid, lo que para ellos suponía dejar su casa, su hogar en Tomelloso, Ciudad Real, y trasladarse a la capital durante varios meses.

Con la noticia en mente de la enfermedad de su hija, en lo último que estos padres querían pensar era en temas económicos, pero era necesario. Ellos se mudaban pero, como nos ha explicado Pablo, “seguimos pagando nuestra hipoteca, tenemos nuestro piso, nuestro coche”.

Durante su búsqueda de piso, descubrieron la Fundación Menudos Corazones, que pone a disposición de las familias que tengan que desplazarse a la capital para que sus hijos reciban los cuidados que necesitan, alojamientos completamente gratuitos y muy cercanos al hospital en el que serán internados. Un hogar temporal que, como nos ha asegurado Reyes, “no tiene precio”, porque les permitió poder centrarse en lo único que de verdad importaba en esos momentos, su hija.

Si quieres conocer su historia y la de otras familias que han podido acudir tanto a las casas gratuitas de Menudos Corazones como a las de la Asociación Infantil Oncológica de Madrid, no dudes en pinchar en el audio y escuchar su testimonio.