En el momento en el que Adolfo Arjona le hizo la entrevista a Salvador Hernández Ramón, era sacerdote de la Diócesis de Cartagena (Murcia). El párroco mantuvo una conversación con Arjona para contarle en primera persona cómo se lleva a cabo un exorcismo. Reconoció que durante su carrera se ha enfrentado a casos muy duros: “Recuerdo a un chico de veintipocos años que había practicado una liturgia satánica y estaba poseído. Durante el exorcismo pude contemplar hablaba pero no era su voz. Tenía una voz de un bebedor empedernido”.

El exorcismo de niños

Salvador Hernández recordaba también durante la entrevista, el caso de un niño que durante el exorcismo empezó a blasfemar. “Pronunciaba voces diferentes dependiendo del demonio. Me decía maldito sacerdote, te voy a llevar a las puertas del infierno. Pero yo he de seguir adelante”.

También explicó durante la conversación, el caso de un niño de 11 años con el que tuvo que estar varios años realizando dos o incluso tres exorcismos a la semana: “Fueron tres años y pico durísimos. Este niño se comportaba como un perro, corría apoyando las extremidades superiores, babeaba y bebía agua de un vaso; como si no fuera una persona. Es muy fuerte ver estas reacciones. Solo te queda agarrarte a la fe y a Cristo, y sobre todo a la oración y los sacramentos. A mí me ha ayudado muchísimo la Santísima Trinidad. A veces he notado golpes e incluso he visto cómo se han roto los blocajes magnéticos que sujetan a la persona. Estos blocajes es imposible que los rompa una persona. Se utilizan para que los enfermos mentales no se muevan y también en los exorcismos para evitar lesiones”.

Cómo reconocer una posesión

“Se detecta si hay dilatación de pupilas, crisis, el trance de posesión diabólica. Inmediatamente aparece si es una posesión media o mayor. Aparecen blasfemias, aversión a lo sagrado, e incluso entender y hablar en latín o griego“, destacó el sacerdote”

Cómo se practica el ritual

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Salvador Hernández Ramón explicó la técnica con la que tantos casos había tratado: “Yo utilizo el ritual antiguo, que gracias a Dios es una joya. Juan Pablo II quiso actualizarlo en el 90 utilizando palabras mucho más bonitas hacia el maligno. Sin embargo, el exorcismo de Pablo V que yo utilizo se mantiene incorrupto. Se utilizan órdenes de menor a mayor que, sin contemplaciones, están recogidas oraciones, órdenes de mártires y santos… Y tiene una gran fuerza de menor a mayor para expulsar al demonio de un cuerpo”.

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El sacerdote recomendó que el ritual se debe hacer, a ser posible, “en el interior de una capilla, y si hay sagrario mejor. Una capilla donde esté el Santísimo, tiene una gran fuerza liberadora”.

El agua bendita es también utilizada como elemento de defensa, según reconoció Salvador Hernández: “Les hace daño. El agua exorcizada provoca una reacción que aseguran, les quema. Y también les hace blasfemar y maldecir al sacerdote. Incluso les hace señales en la piel, como si hubieran tocado una oya express de una cocina. Incluso aparecen letras grabadas”.