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LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA

John Joubert: fantaseaba con matar y devorar a otras personas

Según el psiquiatra forense Herbert Modlin este hombre parecía ignorar lo que son el amor y el afecto

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MÁLAGA

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 00:33

Como tantos otros días, en la mañana del 18 de septiembre de 1983, Danny Joe, de trece años, recorrió las calles de la pequeña ciudad de Bellebue en el estado norteamericano de Nebraska. A bordo de su bicicleta, fue a recoger los periódicos que más tarde repartiría para ganarse algunos dólares.

No se dio cuenta de que un vehículo lo seguía. El joven que iba al volante aprovechó un descuido para cortar el camino del pequeño Danny. Le puso un cuchillo en el cuello y lo obligó a subir al coche.

Cuando llegaron a un lugar apartado, el desconocido pidió al chico que se desnudara. Luego le golpeó varias veces hasta dejarlo sin fuerzas. Después… con sus propios dientes le arrancó trozos de carne de un hombro y de un muslo.

El sufrimiento de la víctima no acabó hasta que el agresor lo mató de varias cuchilladas en el pecho… en la espalda… y en el cuello.

El asesino, John Joubert... como si nada hubiera ocurrido... fue a un McDonald´s y saboreó tranquilamente una hamburguesa.

Este asesino quitó la vida… al menos… a tres niños. Las tres veces se esforzó en causar el mayor daño posible. Y en poner en práctica una vieja fantasía infantil: comerse pedazos de sus víctimas.

John Joubert fue detenido el 11 de enero de 1985, y condenado a muerte por sus crímenes, aunque pasó una buena temporada en el corredor de la muerte, en el que pintaba, sobre papel higiénico, a niños atados y apuñalados.

Fue ejecutado en la silla eléctrica el 17 de julio de 1996.

JOHN JOUBERT

Esta noche, abrimos el expediente de John Joubert. De niño, fue testigo de la tormentosa separación de sus padres... y víctima del maltrato de su madre. Fue por aquel entonces, siendo solo un niño, cuando se despertó en él un desenfrenado deseo sádico: fantaseaba con matar y devorar a otras personas. Aquellos sueños los acabaría convirtiendo en realidad antes de cumplir los 20 años.

Vanessa Viqueira, psicóloga y criminóloga, especialista en psicopatología y salud ha estado en La Noche de Adolfo Arjona.

'El primer asesinato lo comete en 1982: mató a un niño de once años que repartía periódicos' y al que persiguió con el coche. Su segundo asesinato, en 1983, también fue un niño repartidor de periódicos.

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Siempre actuaba igual: aparecía con el coche, abordaba a los niños, los amenazaba para que subieran, los llevaba a una zona apartada... y ahí comenzaba la matanza.

Tres víctimas... tres niños muertos a manos de un asesino que andaba suelto. El miedo comenzó a extenderse por todo el estado de Nebraska y la Policía no podía permitir que hubiera más víctimas. Fue entonces cuando se activó el llamado CÓDIGO 17...

Consistía en que, en caso de otro secuestro, el área completa del condado pudiera se acordonada en apenas diez minutos. Se buscaba así atrapar al asesino antes de que matara a una nueva víctima.

Detuvieron a decenas de criminales sexuales para interrogarlos, pero ninguno era el asesino. Al menos, sí que sirvió para destapar a otros personajes, como un hombre que abusaba de niños en su Cadillac. Pero de Joubert... ni rastro.

La detención del asesino en serie se resistía a las autoridades. La clave la tuvo una maestra que llamó a la Policía en enero de 1985 para decir que un hombre que se parecía al retrato robot que habían difundido estaba rondando a niños en ese momento. Registraron su coche, su casa... y lo detuvieron. Empezó negándolo todo, pero al estar acorralado por las pruebas, acabó confesando.

El psiquiatra forense Herbert Modlin dijo sobre la falta de empatía de John Joubert: 'Este hombre parece ignorar lo que son el amor y el afecto, como si nunca hubiera experimentado estos sentimientos. Al describir la relación con su hermana, lo mejor que pudo decir fue: “No nos odiábamos”. Llama la atención que este hombre inteligente fuera incapaz de describir ni a su padre ni a su madre. Parece estar tan alejado de las experiencias emocionales, que se podría pensar que padece algún proceso disociativo crónico. Sospecho que es remotamente consciente de este defecto o de esta carencia, y que los homicidios fueron, en parte, un intento de experimentar emociones fuerte.

John Joubert fue condenado a la silla eléctrica, aunque pasó mucho tiempo en el corredor de la muerte porque su abogado apeló la condena varias veces.

En la investigación de este caso, fue clave la intervención de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI, una unidad creada en 1972 para trazar perfiles de delincuentes no identificados. Un área que hoy funciona con el nombre de Unidad de Análisis de Conducta.

El último capítulo de la historia de John Joubert, el asesino caníbal de niños, se escribió el 17 de julio de 1996, el día que fue ejecutado en la silla eléctrica en el estado de Nebraska.


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