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LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA

La partera de la muerte: acusada de matar a 103 recién nacidos con los métodos más crueles

Miyuki Ishikawa los dejaba morir en sus cunas ahogados en su propio llanto desatendidos durante horas

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MÁLAGA

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 12 may 2024

No era la profesión con la que había soñado desde niña, pero sí era la llave para salir de la pequeña aldea japonesa en la que se crió y, así, emprender una nueva vida en la gran ciudad, en Tokio. A principios del siglo XX, Miyuki Ishikawa ingresa en la universidad para formarse como partera: iba a dedicar su vida a traer a bebés al mundo, aunque acabaría haciendo justo lo contrario: se convirtió en una inhumana asesina de recién nacidos.

Tras veinte años de carrera, Miyuki se puso al frente de la unidad materno infantil del hospital en el que trabajaba. Aquella posición le dio carta blanca para actuar: a aquel centro hospitalario acudían familias extremadamente pobres. Familias que carecían de los recursos suficientes para llevar a casa otra boca a la que alimentar. Aquel fue el perfecto caldo de cultivo para la sádica partera: de la noche a la mañana, las muertes de recién nacidos en el Hospital de Kotobuki se dispararon... y Miyuki Ishikawa era la culpable. Convencida de que lo mejor para aquellos bebés era morir y evitar así una vida cargada dificultades, comenzó a poner en práctica su plan. Para no dejar huellas en esos pequeños cuerpos, la partera aplicó un cruel método que consistía, sencillamente, en dejar morir en sus cunas a aquellos niños indefensos. Si era verano, los dejaba morir de calor; si era invierno, dejaba que murieran de frío; otras veces no les daba de comer para que murieran de inanición; y en otras ocasiones les negaba el agua para que murieran de sed. En muchos casos, los bebés no morían por ninguna de esas razones, sino ahogados por su propio llanto al permanecer desatendidos durante horas.

Lo que comenzó siendo una atroz estrategia de la partera para deshacerse de bebés cuyo destino era crecer en una familia pobre, se acabó convirtiendo en un macabro negocio. La partera japonesa diseñó toda una estructura criminal cuyo objetivo no era otro que cobrar a las familias por matar a sus hijos y hacer desaparecer sus pequeños cadáveres. El precio que tenían que pagar por ello sería mucho menor que lo que les supondría toda una vida de alimentación y cuidado. Es la historia de 'La partera de la muerte'.

Esta noche abrimos el expediente de una mujer acusada de matar a 103 recién nacidos. Una historia que nos sitúa en el Japón de los años 40 del pasado siglo XX.

Es una de las historias que puedes leer en el libro "Asesinas: ¿por qué matan las mujeres?" de la editorial Pinolia y que firma Victoria Pascual.


Asesina

Nos situamos en 1940, una época en la que Japón atravesaba una grave crisis económica. Victoria, cuenta en su libro que antes de comenzar a matar, la partera intentó conseguir ayuda económica para las familias pobres a las que atendía: contactó con los servicios sociales, con el Gobierno, con distintas ONG... pero esa ayuda nunca llegó. Y fue entonces cuando decidió que la solución era matar a los bebés: "Era una decisión tomada desde un punto de vista económico".

La partera se las ingeniaba para que aquellas muertes fueran fruto de la negligencia. "Estas muertes consisten en probar de los resursos fundamentales a los bebés y a los padres se les decía que habían nacido muertos o que habían muerto en la primeras horas de vida"

En aquel hospital, comenzó a aumentar la mortalidad neonatal y lo estraño es que el hospital no intervino. "Hubo muchas compañeras de Miyuki que empezarona renunciar por no estar de acuerdo con estas prácticas pero nos se llegó a escalara lo que estaba ocurriendo por que en aquella époda la mortalidad infantil era muy elevada".

En un momento dado la partera decidió que aquellas muertes tenían un precio... que iba a cobrar a las familias por matar a sus bebés y deshacerse de sus cuerpos. "Coincidió que su marido que era policía, se había quedado sin trabajo y tenian cuatro hijos en un entorno complicado, así que su marido se incorpaora a esta red para hacer desaparacer los cuerpos".

Miyuki Ishikawa acabó creando toda una organización dedicada al asesinato de recién nacidos:

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La cifra es estremecedora: 103 bebés recién nacidos en el Hospital de Kotobuki, en Tokio, fueron asesinados por la conocida como 'La partera de la muerte', que estuvo durante años actuando con total impunidad... hasta que la Policía recibió una denuncia anónima, alertando de la atrocidad que esta mujer estaba cometiendo. Era el año 1948 cuando comienza la investigación.

Miyuki Ishikawa fue detenida y juzgada, la condenaron a ocho años de prisión por el asesinato de más de cien niños.

La clave, es que por aquel entocnes en Japón la ley sobre el infanticidio que estaba vigente era de 1907 y solo penaba el asesinato infantil en caso de muerte violenta. Pero aquellos bebés no tenían heridas ni nada parecido... habían muerto de hambre, sed, o ahogados en su llanto. Por eso la pena fue tan pequeña, ocho años de los que cumplió cuatro.

Miyuki Ishikawa una partera japonesa que creía estar por encima del bien y del mal. Una superioridad que le dio alas para decidir sobre el futuro de familias a las que ni siquiera conocía, decidiendo que lo mejor para esos padres era que sus hijos recién nacidos murieran y, así, liberarlos de esa carga.

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Megalomanía

Estamos ante lo que se podría considerar un caso de megalomanía, una persona con una autoestima sobrevalorada, que se siente superior a los demás, incluso carente de empatía.

El doctor Atoni Talarn, es profesor de psicopatología de la universidad de Barcelona, y le hemos preguntado sobre estos casos. "Se trata de personas que tienen un delirio y que pueden darse en distintos transtornos mentales graves".

De Hitler y de Napoleón se dice que eran megalómanos. En la política de nuestro tiempo, es un atributo que ha sido señalado en Pedro Sánchez o Donald Trump. "Para ser magalómano no es necesario tener poder, pero el exceso de poder puede facilitar la megalomanía".

'La partera de la muerte'. Uno de los casos que puedes leer en el libro "Asesinas: ¿por qué matan las mujeres?" que firma Victoria Pascual. En sus páginas, la autora relata que, tras su salida de prisión, tanto esta mujer japonesa como su marido adoptaron nuevas identidades y que su pista se perdió.


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