Alfredo Landa tendría ahora 87 años recién cumplidos. Nació en Pamplona a las tres, el día 3 del 03 del 33, como bien le gustaba decir. Pero disfrutaba mucho más cuando subrayaba que su debut en el cine fue “Atraco a las tres” y que vivía en el número 3 de la calle Comandante Franco. No era difícil imaginar qué número era su favorito.

El actor era el hijo único de un capitán de la Guardia Civil y cuando tenía doce años, se mudaron a San Sebastián. Fue en su juventud cuando descubrió su gran vocación: ser actor. Sin embargo, a su familia no le convencía la idea. Siguiendo los consejos de sus seres queridos, se matriculó en Derecho mientras desahogaba su pasión en el teatro de la universidad. Pero pronto se daría cuenta de que actuar era lo único que le hacía feliz, así que decidió plantarle cara a su madre. "Mamá, si tú quieres, acabaré Derecho. Pero si a los 40 años no soy feliz, te voy a echar la culpa a ti”, le confesaba. Y su madre le respondió: "Vete, hijo, vete”. Y con 7.000 pesetas y una carta de recomendación en el bolsillo, comenzaría su viaje a Madrid.

A través de pequeños papeles de teatro, consiguió llamar la atención del público y, sobre todo, de dos grandes del séptimo arte: el director José María Forqué y el cineasta Pedro Masó. Figuras que le ayudaron a estrenarse en la gran pantalla con “Atraco a las tres”.

Tras años de películas cómicas, Alfredo Landa creó, sin saberlo, una corriente y un género cinematográfico llamado el landismo. Este fenómeno trataba de ironizar al “español medio” a través del carácter y el erotismo. Sin embargo, llegó el momento en el que Alfredo Landa, al igual que otros actores, quiso demostrar al público que él no quería ser encasillado por el mismo personaje cómico. Empezó a trabajar en papeles dramáticos y con ellos, se llevó el completo respeto de la audiencia, a través de películas como “Los santos inocentes”, “La Vaquilla” o “El crack”.

Conoce su historia completa en el audio de “No te olvides de mí” con Beatriz Pérez Otín y Laura Garkas.