Todos recordamos nuestro primer amor, el chico o chica de nuestra adolescencia que quisimos con locura a los quince años, cuyo desamor, a pesar de ser un gran golpe, también nos dio uno gran aprendizaje de vida. El amor en la adolescencia se vive con mucha intensidad, una auténtica montaña rusa de emociones donde los padres, a veces, no saben qué papel desempeñar.

Pedro García Aguado, nuestro coach, nos recomienda no quitar peso al asunto. Al fin y al cabo los amores en la adolescencia no dejan de ser sentimientos muy intensos que a nadie le gustaría que se tomasen en broma. Los padres han de ponerse en la piel de sus hijos y recordar cómo se sentían ellos con su amor de la adolescencia.

Es importante concocer en qué estado están estas relaciones. En vez de acosar con preguntas un consejo más práctico sería contar las propias experiencias, para que así los pequeños se animen a contar las suyas y poder aconsejarles.

Ya en la adolescencia se empiezan a detectar parejas tóxicas y jóvenes cuyas actitudes son propias del maltrato machista. Muchas adolescentes confiesan que sus parejas han llegado a comprobar sus mensajes en el móvil e incluso cambiar su forma de vestir. Los padres tienen que enseñar que en una relación la pareja no es quien tiene que tomar las propias decisiones.

Cuando llega el desamor los padres tienen que ser compresivos pero no permitir que sus hijos se hundan más de lo necesario, hay que escucharles, darles su espacio y proponerles actividades en familia que les haga tomarse un descanso de todo ese enredo de emociones.