Ganar o perder ya no depende solo del talento o del esfuerzo. Gracias a la inteligencia artificial y al big data podemos conseguir rendimientos asombrosos... lo que se llama dopaje tecnológico. ¿Hasta qué punto estamos cambiando la práctica del deporte?

Desde zapatillas que reducen un 4% el gasto energético, ropa deportiva más ligera que facilita los movimientos, apps y aparatos de seguimiento en los entrenamientos para mejorar técnicas hasta llegan a utilizarse sistemasde estimulación por corriente directa -imagínate un gorro con electrodos que colocan en tu cabeza- que mejora el rendimiento, incrementa la resistencia y disminuye la fatiga.

Y es que la tecnología está tan integrada en el juego que ya casi ni nos damos cuenta de que están. Ahí están las cámaras “ojo de halcón” en el tenis o el VAR en el fútbol, y más aún... en los próximos Juegos Olímpicos todos los ejercicios de gimnasia artística se medirán con una cámara con sensor 3D.

Desde luego, el deporte cada vez se apoya más en recursos tecnológicos y en el manejo de datos. Pero ¿cuánto de ético es usarlos? Nos lo cuenta Alberto Carrio, investigador y profesor de la Filosofía del Derecho en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

"Al utilizar la palabra dopaje parece que estamos haciendo algo fuera de lo permitido. La tecnología siempre ha estado unida al deporte... no podemos pensar en el lanzamiento de jabalina sin la mejora que ha supuesto la reducción de peso de la misma", Alberto Carrio.