Antonio ha creado a sus 11 años más de 100 videojuegos, un largo camino desde que solo con 6 años ya diera vida al primero. Tanto él como su hermana Noelia eran niños muy curiosos e imaginativos. Por eso, se apuntaron a un taller de programación organizado por la Universidad de Valladolid. Justo ahí, con tan solo 6 años, Antonio ya descubrió la que sería su gran pasión: programar.

Hablamos en La Tarde con Antonio, que asegura que la programación para él es “una actividad más”, lo combina con salir con mis amigos o jugar al fútbol, pero básicamente le dedica “una hora al día”. “Lo que más me gustan son las conferencias, porque yo lo que quiero es lo realmente importante, transmitir mi mensaje y la ilusión con lo que hago, para que cada vez más gente se anime a ello”. El primer videojuego que creó nuestro protagonista se trataba, como él mismo explica, de un trabajo para clase: “me di cuenta que podía utilizarlo para que mis compañeros y yo pudiéramos estudiar de manera más sencilla lo que dábamos en clase”. Antonio hizo, con solo 6 años, un juego de adivinanzas con los huesos del cuerpo humano enumerados.

Su madre nos cuenta que solo quiere que, de momento, “aprenda, se forme y experimente”. “Es bastante responsable, tiene sus cosas como todos los niños, pero bien”. Eso sí, a Antonio le cuesta un poquito la verdura. ¿Cómo se dieron cuenta de que su hijo tenía? “De casualidad”, aclara la madre. “Fuimos a un evento en el que nos hablaron de ello y conseguimos en el Club de Jóvenes Programadores de la universidad”.