En los últimos días en Cabo Cañaberal la NASA ha tenido que abortar el lanzamiento de la nave que comenzará una misión al espacio para que el hombre vuelva a La Luna, la misión Artemis I. Aunque en este caso, será una mujer la que pise el suelo del satélite. El sábado se va a volver a intentar el lanzamiento. En La Tarde, Pedro José Herráiz, un ingeniero aeuronáutico que participa en la misión a través de la Agencia Espacial Europea (ESA), ha aclarado algunos conceptos clave antes del despegue más esperado.

Herráiz aclara que fue un “fallo del sensor del motor” lo que impidió comenzar el lanzamiento. Es decir, el sistema funcionaba correctamente pero los sensores indicaban lo contrario. “Si hubiera sido un fallo real del motor habría sido imposible salir mañana”, aclara el ingeniero. Para mañana se espera que tengan situaciones meteorológicas favorables para el lanzamiento, por lo que en una ventana de dos horas esperan que “se produzcan las condiciones adecuadas” para poder despegar.

Se trata de una nave no tripulada con tres maniquís dentro. No son simple decoración. Uno de ellos es el comandante Maniquí Campos, cuyo nombre se debe, según cuenta Herráiz “al ingeniero electrónico Arturo Campos que ayudó a traer de vuelta a los astronautas que fueron a La Luna”. La presencia de estos muñecos son claves para entender si el nivel de radiación al que se va a someter la nave “son viables para la vida humana”, como aclara el ingeniero.

Mañana, Herráiz trabajará en el turno que preparará el despegue. “Tengo que estar con ojos y oídos para todo”, comenta el miembro de la misión. “El nivel de atención y estrés requerido es muy importante”, añade. Este sábado tendrán otra oportunidad de lanzar con éxito el cohete que dé el pistoletazo de salida a la misión Artemis I.