Estos días estamos teniendo por todo el país temperaturas realmente altas debido a esta tercera ola del calor, llegando a temperaturas de, por ejemplo, 42 grados en Córdoba y con el resto de la península rozando también temperaturas cercanas a los 40 grados. Mañana va a ser el peor día, y la previsión dice que en gran parte del país vamos a llegar a superar estas temperaturas.

Durante los últimos días, la borrasca Patricia ha ayudado a apaciguar la situación de calor extremo que venimos viviendo todo el verano, pero temperatura ha vuelto subir muy rápido, poniéndose en niveles incluso más altos que en las anteriores olas de calor de este verano, algo que influye de manera muy negativa en la salud, sobre todo de las personas más vulnerables como ancianos, niños o embarazadas, que son más proclives a sufrir patologías tan graves como un golpe de calor, que puede llegar a provocar perdida de conciencia. El verano pasado, recordado por ser uno de los más calurosos de la historia del país, fue también el que tuvo una mayor cifra de personas fallecidas a causa del calor, con más de 11.300.

Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera, ha avisado en La Tarde que “hay un riesgo elevado de tener un golpe de calor a causa de una exposición al sol que nos produzca consecuencia grave, pero tampoco tenemos que perder de vista otro tipo de ligeras molestias que acaban produciendo un agotamiento por calor, que también afectan mucho más a las personas que sufren patologías crónicas”. Además, Fontán ha subrayado que tampoco podemos dejar de darle importancia a otras problemáticas como la deshidratación.

"Hay que insistir en las campañas de prevención"

El agotamiento por calor es algo bastante más peligroso de lo que podemos creer. Este es una acumulación de síntomas que nos van minando la salud. Los síntomas se suelen manifestar “cuando uno empieza a notar esa sed, que a lo mejor a las personas mayores les cuesta más notar y de la que hay que estar pendiente”, ha explicado la investigadora. También hay que tener en cuenta las cefaleas, el cansancio y la irritabilidad que aparece cuando no descansamos bien por culpa del calor

Este sofocante calor también afecta a nuestro cerebro. Según Fontán, “no poder descansar y el sobreesfuerzo cardiovascular que produce la regulación de temperatura supone un sobreesfuerzo para los sistemas cardiovascular, respiratorio y el sistema nervioso central”. Además, parece ser que algunos fármacos como los del asma, el Parkinson, la incontinencia urinaria o algunos antidepresivos pueden producir una alteración, por lo que hay que tener, si cabe, más cuidado si se toma alguno de estos medicamentos.

Desde el año 2004 existe un plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud, un plan que no ha cambiado en los casi 20 años que lleva vigente. Según Guadalupe Fontán ha explicado que “es importante mantener actualizado este plan de prevención y no dejar de insistir en las campañas de prevención contra el calor. Todavía se puede ver a mucha gente haciendo actividades al aire libre en las horas de más calor, hay que mantener al día todas las campañas y evitar que se puedan dar estas situaciones”.