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El testimonio desgarrador de Josefa y el estado de la investigación policial en 'Mediodía COPE'

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El testimonio de Josefa Moreno en Mediodía COPE es de los que ponen el vello de punta. Josefa es mucho más que uno de los testigos directos de lo ocurrido ayer por la tarde en una de las dos iglesias de Algeciras en las que entraba armado con un machete, Yassin Kanza, el asesino de Algeciras, detenido cuando se dirigía al tercer templo.

Josefa aún tiembla y se pone a llorar con las preguntas que le va haciendo Pilar García Muñiz, al recordar lo ocurrido en Nuestra Señora de La Palma, segunda iglesia de la localidad gaditana en la que entraba Kanza, marroquí de 26 años, tras causar heridas graves al vicario de Santa María Auxiliadora y cuyo testimonio ha quedado recogido en Herrera en COPE.

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La catequista de la iglesia de la Palma de Algeciras recuerda el miedo que pasó en los minutos que duró el ataque, un miedo que no se le quita del cuerpo, "estoy hecha una mierda, muy mal, muy triste, muy triste, y estoy viva, yo creí que me mataba, ¡Dios mío, qué miedo más grande hemos pasado! ¡Qué locura, que locura, una locura! Iba a por el cura y se confundió, se creyó que el sacristán era el cura. Fue horrible, horrible, horrible", repite una y otra vez Josefa Moreno que revive aquel momento, "yo estaba en el patio con el padre Rubén, que había dado la misa y ya había terminado cuando sale el sacristan diciendo 'socorro, socorro, que me mata llamar a la Policía', y se cubría con una de las sillas de aluminio que había en el patio. Y el tío dándole con la catana, dándole, dándole y yo gritando a mis compañeros para que los niños no salieran de las catequesis".

Entre sollozos angustiosos, Josefa recuerda que el atacante "siguió en el patio con la catana y llevaba también un cenicero de hierro de pie yle dio y le dio a Diego con él en la cabeza y comenzó a sangrar y yo le abrí la puerta de hierro y Diego salió, intenté cerrar la puerta, pero él golpeó las rejas con la catana y me asusté y salí corriendo porque no pude cerrar la puerta. Diego ya iba corriendo, yo iba detrás de Diego y mi amiga Narcisa también y yo decía chillando con el tío detrás con la catana: 'Narcisa nos mata, nos mata", corriendo me puse las manos en la cabeza y le decía "por Dios no me mate, no me mate" y vio a Diego en el fondo y fue corriendo detrás de Diego y lo remató en la plaza alta. Diego estaba boca abajo, todo lleno de sangre. Fue horrible, horrible. Qué locura".

Josefa tuvo al joven marroquí de frente, "cuando yo quería cerrar las rejas, pero dio con la catana y ya no la pude cerrar y me fui corriendo, y miraba para atrás y veía que nos mataba, pero no nos mató porque iba a por el cura, él quería matar al cura, al cura. Si el padre Rubén se queda dos minutos hablando con el sacristán le mata a él también, no le mató porque se quedó hablando unos minutos con mi amiga y conmigo".

La parroquia de Nuestra Señora de La Palma estaba llena de niños en ese momento, porque había catequesis, "estaba en pleno bullicio, la secretaría estaba abierta, los niños en la catequesis, unos arriba, otros en la iglesia, todos, todos", explica Josefa que asegura que no se enteraron porque "comencé a chillar a las catequistas que los niños no salieran, pero él iba a por Diego porque se creía que era el cura".

Diego luchó como un jabato, pero le dio un navajado en la espalda que no sé cómo podía correr

"Iba detrás de él, en el patio le dio un navajazo en la espalda, no sé cómo Diego pudo correr hasta la plaza alta. Dios mío de mi alma, cómo ha luchado mi amigo Diego, para que no le matara, pero no ha podido mi amigo Diego. Nos lo ha matado ese loco".

Josefa recuerda como era Diego, la víctima mortal de Kanza, marroquí de 26 años, "una bellísima persona, que estaba para todo y para todos. Arreglaba las flores, estaba pendiente de todas las hermandades, la iglesia era su vida, su casa, arreglaba todo, para él no había un problema, lo solucionaba todo. Era muy buena gente, por favor, por favor".

Josefa no hace nada más que recordar que ella se salvó porque el atacante, vestido con una chilaba negra y la catana en la mano, solo tenía un objetivo matar a Diego que confundió con el sacerdote.

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