En medio de crisis que se superponen y de un malestar que se hace patente en la existencia personal y en la convivencia social, los obispos españoles han señalado un centro que permite interpretar ese malestar: “la cuestión antropológica es hoy el centro de la cuestión social”, afirman en el documento “El Dios fiel mantiene su alianza”, ofrecido como aportación a un gran diálogo sobre los retos actuales de nuestra sociedad y también como un punto de referencia para las comunidades cristianas que tantas veces se preguntan sobre cómo anunciar el Evangelio en esta encrucijada histórica.

Los obispos señalan como clave “la gran desvinculación” que hoy vivimos: respecto del propio cuerpo, de la realidad que nos rodea, de los otros y de Dios. Frente a esta “desvinculación” que se nos ha vendido como sinónimo de libertad y de vida adulta, los obispos ponen el acento en la alianza que Dios sella con la humanidad; en la alianza matrimonial y en las alianzas entre las personas y los pueblos. Es verdad que este documento plantea críticas muy profundas a leyes actuales que reflejan, y también alimentan, las corrientes del individualismo, la autodeterminación absoluta y la falsa idea de la libertad entendida como ausencia de vínculos. Pero es mucho más que eso. Se trata de proponer de nuevo una concepción de la persona que sólo se realiza en relación con los otros, en primer lugar, mediante la experiencia de la familia, que conduce a construir la sociedad en la perspectiva del bien común.

En una sociedad dominada a veces por la indignación y el resentimiento, este documento testimonia una pasión renovada por cada persona y por la vida común. Por eso hace referencia continua a un hecho que ya está presente: la vida de los cristianos, de sus familias y comunidades. Empecemos nosotros por dejarnos iluminar, y acompañemos este empeño de los obispos por el bien de nuestro pueblo.