Hay muchas reflexiones que surgen a lo largo de estas jornadas de aislamiento. ¿Te has parado a pensar la cantidad de palabras que se han instalado, de repente, en nuestro vocabulario, en el día a día? Y las repetimos constantemente. Una de ellas: CONFINAMIENTO. 

Quién nos iba a decir la cantidad de horas que pasaríamos en nuestras casas, sin salir más que para lo indispensable...  Y solos, o conviviendo con nuestras personas cercanas… así, del tirón. Una verdadera prueba a la que nos enfrentamos psicológicamente.

Alfredo Rodríguez es profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y junto a Paula Ruiz-Zorilla y Mirko Antino, y con la colaboración de Ana Sanz-Vergel, de la Universidad de Anglia del Este (Reino Unido), están realizando una investigación sobre los efectos del confinamiento.

Alfredo confirma que “realmente más que conclusiones son resultados preliminares, puesto que siguen en ello”. Según el doctor: “lo que hay que transmitir ahora es que mucha gente está padeciendo estas sintomatologías, o síntomas de estrés agudo y es algo natural en las circunstancias que estamos viviendo”. 

El reto profesional de asistir a un aislamiento social drástico y singular, ha provocado numerosas iniciativas psicológicas, pero, como explica, “su estudio ve cómo evoluciona el malestar, nuestras costumbres han cambiado y no sabemos cómo acabarán después de la epidemia”.

En respuesta a la petición de pautas a tener en cuenta mientras sigamos así, contesta: “El primer mensaje es normalizar el malestar, y, haciendo un símil con lo que plantean algunos entrenadores, debemos tener una rutina, ir día a día, con una estructura clara”. Respecto a los sanitarios, tiene claro que “es un colectivo especial, y su malestar puede surgir cuando acabe la situación, y, desde luego, son los que más ayuda van a necesitar”.