Aumenta la tensión entre las fronteras de Grecia y Turquía por los miles de inmigrantes, mayoritariamente sirios, que intentan entrar por esta vía a Europa. El país Heleno, ante el desborde en las peticiones de asilo, ha suspendido ese derecho durante un mes. Turquía, en cambio, sigue presionando a los inmigrantes que están atrapados en su territorio para que continúen su camino hacia el continente europeo. Turquía, con el objetivo de presionar a Europa ante los ataques a sus tropas del ejército sirio, espolea a que los refugiados sigan intentando entrar en Grecia. El problema es que las autoridades policíacas griegas están respondiendo con vehemencia ante todo aquel que intenta traspasar sus fronteras sin permiso.

Uno de los tantos inmigrantes sirios que ha conseguido salir de allí es Abdul Haj Taher. Ahora tiene 21 años, pero huyó de su país cuando solo era un niño, solo con 15. Tras recorrer 4.000 kilómetros, el Mar Egeo en una balsa y más de 10 países, está instalado en Madrid intentando reconstruir su vida: “Dejas una vida atrás y empiezas una nueva, es como nacer de nuevo. Es una situación que no quiero que alguien sufra, da igual quién sea, no quiero que alguien sufra lo que hemos sufrido y lo que están sufriendo ahora mismo”.

Abdul, además, recordaba en Mediodía COPE con tristeza el viaje que afrontó para llegar a España con su sobrino de tan solo seis meses: “La única cosa que me duela bastante es mi sobrino. Tenía mi sobrino al lado y recuerdo cómo lloraba”. Para Abdul, la guerra le quitó todos sus sueños: “Cuando empezó la guerra, ya no es tener un sueño, es tener un sueño para vivir mañana. De repente te cambia un sueño, quieres ser actor cuando seas mayor y de repente dices, tengo que hacer algo para vivir mañana”.