Una de las noticias de este lunes es la muerte del ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que ha fallecido a los 86 años en el Hospital de San Rafael de Milán. Llevaba hospitalizado desde el viernes 9 de junio, pero recientemente había pasado mes y medio ingresado por una pulmonía agravada por la leucemia que padecía desde hacía tiempo.

En los últimos años ya había sufrido varios problemas de salud: una operación a corazón abierto, un cólico renal importante y en 2020 estuvo 11 días ingresado tras contraer Covid y sufrir una neumonía bilateral.

Berlusconi ha sido protagonista de la vida política italiana en las últimas décadas. Ocupó en tres ocasiones la jefatura de Gobierno: entre mayo de 1995 y enero de 1995, entre junio del 2001 y mayo del 2006 y entre mayo del 2008 y noviembre del 2011.

El partido que fundó, Forza Italia, y que llegó a tener el 30 por ciento de los votos, a día de hoy, sigue siendo un partido fundamental en la actual coalición de derechas que gobierna Giorgia Meloni.

Dicen que era un hombre rápido, simpático y de enormes capacidades retóricas y sociales. Siempre rodeado de polémica. Una de las últimas fue el pasado mes de diciembre cuando a los jugadores de su actual equipo de fútbol les prometía, entre risas, llevar al vestuario un "autobús lleno de prostitutas" si lograban la victoria frente a otros grandes clubes en la liga.

La figura de la política italiana más influyente de las últimas cinco décadas

Berlusconi será recordado como una de las figuras más importantes de Italia en los últimos 50 años y como un gran empresario y un controvertido político.

Por el camino fue imputado en numerosas ocasiones por prostitución de menores y escuchas ilegales, se investigaron durante años sus vínculos con la mafia y el dudoso origen de su fortuna, pero, sin embargo, solo fue condenado por fraude fiscal -una pena que le costó la inhabilitación política y que marcó el inicio de su decadencia-, cuenta en Mediodía COPE, la corresponsal de la Cadena COPE en Italia y el Vaticano, Eva Fernández.

Era considerado el representante del italiano, que reunía algunas de las virtudes y también los defectos que siempre se asocian a los ciudadanos de este país.

Seductor y arrebatador en las distancias cortas, Berlusconi, que ha mostrado repetidamente su apoyo en los últimos tiempos a Vladímir Putin, vivió los últimos años rodeado de una corte de aduladores y colaboradores que merodearon su mansión de Arcore.

Mayor y debilitado, cuentan quienes le conocen, decepcionado por no haber logrado el reto de convertirse en presidente de la República hace un año, se encontraba entre sus alegrías verdaderas solo la de ver al AC Monza, un pequeño equipo de la Serie C que compró con su amigo Adriano Galliani, llegar a la categoría reina y ganarle a los grandes equipos del ‘calcio’. Quería demostrarse que podía repetir la hazaña de su glorioso Milan.

Pese a su edad y las varias causas judiciales que tiene abiertas desde hace años, el también líder de Forza Italia, seguía siendo una figura popular en Italia. De hecho, en las últimas elecciones pudo volver a ostentar un cargo electo, como senador, y su partido, Forza Italia, forma parte de la actual coalición de Gobierno, encabezada por Giorgia Meloni.

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