Seguro que en alguna ocasión has dado un paseo por un mercadillo. Puedes haber ido porque tenías que comprar algo o simplemente porque querías ver lo que ofrecían. Hay lugares emblemáticos en la venta de objetos artesanos, antigüedades, productos de alimentación y vestimenta, como el rastro de Madrid. Son lugares, normalmente de exterior, que se llenan de puestos ofreciendo todo tipo de curiosidades. Laura, Diana y Patricia son tres mujeres emprendedoras que conocen muy bien el mundo del mercadillo. Hoy nos ayuda a poner las callesLaura Cuevas, socia fundadora y responsable de ventas de Be House Market.

“Be House Market es una iniciativa que nació hace como un par de años más o menos, que dispone de un servicio enfocado a propietarios de inmuebles que necesitan vaciar su contenido. Nosotros gestionamos la venta de ese contenido, con el objetivo de ayudarles de una forma sostenible, donde no tengan que esforzarse absolutamente nada y que tengan la satisfacción de que sus pertenencias van a tener una segunda vida.” - explica Laura a Beatriz Calderón.

El equipo de trabajo nace a través del colegio de sus hijos, donde se conocen. Después de la pandemia comprobaron la necesidad de muchas personas de vaciar casas que habían heredado o que ya no querían, teniendo un gran problema. Las empresas que había en ese momento solo se encargaban de vaciar las casas, hacer un prespuesto y llevárselo todo a una planta de reciclaje, algo muy doloroso a nivel emocional para las personas.

Be House Market está compuesto por tres mujeres. La primera es Patricia, fotógrafa profesional. La segunda es Diana, especialista en gestión del cambio, la cual sabe gestionar los procedimientos a todos los niveles. Y por último, Laura, la cual lleva toda la vida dedicada al mundo del periodismo y la moda.

¿Cómo funciona Be House Market?

“La idea es que haya suficiente contenido para que nos compense a los dos hacer una campaña de venta. Es interesante hace una campaña de venta cuando hay suficiente contenido en una cosa. Hemos llegado a encontrarnos casas completas, con todo tipo de mobiliario o enseres y muchos propietarios nos llaman pensando que solo valen los muebles y hemos llegado a vender desde vajillas, ropa de cama o plantas. Todo tiene alguien que pueda querer comprarlo.” - comenta Laura.

No se trata de un mercadillo en casa donde todo el mundo puede entrar, sino que funcionan de forma digital. “Inventariamos todo el contenido de una casa y lo subimos de modo digital a plataformas de segunda mano. A partir de ahí, los clientes pueden reservar el artículo y vienen a recogerlo un día en concreto, normalmente los sábados en horario de 10 a 13:30, para no molestar a diario al propietario que está vendiendo los productos.” - explica una de las propietarias.

La campaña del mercadillo está activa durante una semana. Una semana en la que cualquier cliente puede comprobar lo que se vende en las plataformas de segunda mano y reservar. Para la recogida, es solo un día para molestar poco al propietario, solo el día del inventario, realizado en un día y la recogida, otro día.

Funcionan, casi en todos los casos, a través de su cuenta de Instagram, su página web, y su chat de WhatsApp en el que publican cuando dispondrán de productos. Para conocer si hay nuevos artículos publicados es muy sencillo: “Nosotras publicamos la fecha en la que llegarán nuevos productos. Colgamos todos los elementos, por ejemplo, el domingo y el sábado ya avisamos a nuestra comunidad en el chat de que se va a mandar un inventario de lo que van a encontrar. El último día de la semana se sube a las plataformas de segunda mano y durante la siguiente semana existe la posibilidad de reservar, finalizando el sábado siguiente para recoger en el propio inmueble.” - aclara la entrevistada.

Es interminable la cartera de clientes, desde anticuarios a restauradores pasando por personas que pueden necesitar una vajilla o algún mueble le coincida en su casa, los precios son asequibles, con la idea de que pensare en vaciar la casa, dado que si te quedaras con el mobiliario, en un futuro va a suponer un coste. “Lo que tengo claro es que cada marketing es un mundo, cada pieza es un mundo y hemos tenido desde obras de arte a cuberterías, repartiendo a un 50% el vale de la venta.”

“Lo que no se vende decide el propietario que es lo que se hace con ello. En ocasiones se lo queda porque a lo mejor son piezas que le interesa quedarse y en otras lo llevan a un trastero. La última opción, si se sigue teniendo la idea de deshacerse del material, le hacemos un prespuesto de vaciado en colaboración con otras empresas de venta.” - explica.

Desde cuadros a macetas, cuberterías, vajillas completas o mantelerías. Un sinfín de productos, pero que no entran dentro del más raro. Este es la cocina. “Si están en buen estado la gente se lo lleva de maravilla.” - finaliza Laura Cuevas.