Mons. Mario Iceta, miembro de la Comisión Ejecutiva: obispo de talante amable pero firme en sus convicciones

El obispo de Bilbao fue el encargado de presentar el documento en favor de la vida como alternativa a la eutanasia

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De talante tranquilo pero firme en sus posiciones. Así se podría definir la figura de Don Mario Iceta, obispo de Bilbao desde el año 2010. A diferencia del hasta ahora presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, Iceta no ha tenido que vivir al frente de la diócesis vasca los años de plomo del terrorismo de ETA, si bien es cierto que siempre se ha mostrado muy cercano a las víctimas.

“Merecen siempre nuestra compañía y nuestro recuerdo. Debemos aliviar sus dolores en la medida en que podamos”, llegó a afirmar en una ocasión, lo que le valió las críticas del entorno de la banda armada. Carácter no le falta a este ministro del Señor nacido hace 55 años en Guernica, y que lleva por lema episcopal “Servidor de todos”. Según afirma el propio prelado, este espíritu debería ser la principal aspiración de cualquier sacerdote. “La misión del sacerdote es hacer presente a Jesucristo. Se pone al servicio de todos los hombres, pero lo hace por amor a Jesucristo, que distinguió muy bien las dos opciones posibles: la de ser mundano y servirse de otros, y la de servir a los demás”.

Monseñor Iceta se doctoró en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra y es también Doctor en Teología por el Instituto Juan Pablo II para el estudio sobre el Matrimonio y Familia de Roma. Es miembro de la Real Academia de Córdoba (ciudad a la que está muy unido) en su sección de Ciencias morales, políticas y sociales desde 2004. Asimismo, es miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao desde junio de 2008.

Ha sido el Fundador de la Sociedad Andaluza de Investigación Bioética y ha participado como ponente en diferentes cursos y conferencias de Bioética tanto en España como en el extranjero y posee numerosos artículos en revistas especializadas en Bioética y Teología Moral.

Documento 'Sembradores de esperanza: Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida'

En la Conferencia Episcopal Española ha pertenecido a la Comisión de Liturgia. Actualmente es Vicepresidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar y Presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, siendo uno de los tres obispos españoles que el Papa Francisco designó para participar en el Sínodo de la Familia en 2015.

El pasado mes de diciembre adquirió cierto protagonismo en los medios de comunicación, después de ser el encargado de presentar el documento 'Sembradores de esperanza: Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida'. Un texto que fue redactado por la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida y aprobada en la Asamblea Plenaria del pasado mes de noviembre.

El propio obispo de Bilbao explicó los objetivos que persigue este documento: "Sembrar esperanza en los últimos compases de la vida, iluminar la tarea de los profesionales de la salud y enfocar el servicio médico en la dignidad de la persona”, recordando también que "la relación entre el enfermo y los profesionales de la salud, se fundamenta en la confianza".

De esta manera, la Iglesia española lanzaba su propuesta en favor de una ley de cuidados paliativos como alternativa a la regularización de la eutanasia que podría aprobar en los próximos meses el Gobierno de España con el apoyo de una mayoría parlamentaria.

En su papel como docente desempeñó esta profesión en todos los niveles, desde profesor de Religión en la Educación Secundaria hasta profesor de Teología Moral y de Bioética en el Seminario de Córdoba. Además ha sido profesor asociado en la facultad de Teología de la Universidad de Navarra entre 2004 y 2006.

Así entiende la vocación

Sobre su vocación llegó a afirmar que “fue una vocación tardía: estaba cursando la mitad de los estudios de medicina cuando surgió la pregunta de ser sacerdote. Yo conocía a otros sacerdotes, tenía inquietudes espirituales, y me planteé ser sacerdote viendo el ejemplo de otros sacerdotes cuya vida me atraía. Estudiando medicina, aconsejado por otros sacerdotes, vi que el Señor me llamaba a una vida de consagración, de ministerio sacerdotal, y dije que sí y respondí a esa llamada”.

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