Esto es lo que tiene que decir un sacerdote sobre la ciencia y la cosmología

David Alcalde es sacerdote en Granada y además es astrofísico

Paqui Pallarés - Diócesis de Granada

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David Alcalde es sacerdote diocesano en Granada. Pero es que además es astrofísico. Al doctor en Teología y Doctor en Astrofísica le han hecho un entrevista la Diócesis de Granada, y ha hablado sobre fe, ciencia y cosmología, y redescubrimos, una vez más, que Dios es todo y nada existe fuera de Dios.

- Qué tiene que ver la cosmología con la fe, la ciencia con la fe.

A mi me gusta siempre citar el inicio de la encíclica sobre fe y razón de Juan Pablo II, donde dice que la fe y la razón son las dos salas que nos llevan a la contemplación de la Verdad. Las dos cosas son necesarias, tanto la razón, en el caso de la ciencia, como la fe. Una sin la otra se queda coja.

- Cuál es el punto que aúna a las dos.

Que tienen un mismo origen, que es Dios. Por lo tanto, no puede haber contradicción entre ellas si se entienden correctamente, puesto que tiene su mismo origen en Dios.

- Pero siempre en la ciencia hay un aspecto en el que se puede investigar hasta un punto. En qué momento, si es que lo hay, la ciencia debe dejar paso a la fe.

Yo diría incluso, en mi opinión, que no es que primero se haga ciencia y después se empiece a creer, sino que, desde el inicio, el científico tiene unas creencias, que no se explicitan en su investigación científica, pero que las tiene y afectan, aunque sea de forma inconsciente, a su labor científica. Y de igual manera, el creyente cuando intenta entender la fe, utiliza las imágenes que la ciencia le aporta. Por ejemplo, en la creación del mundo, o la aparición del hombre…, cómo el hombre actual entiende la creación mediante un proceso de evolución. Por eso, son dos realidades que se implican mutuamente.

- Hay que reconocer que venimos de una herencia de siglos anteriores que ha calado mucho en nuestro tiempo actual. Es la Ilustración. El conocimiento y la razón se convirtieron en un ídolo, y eso ha quitado de en medio toda la trascendencia. Esto significa que nos hemos quedado sólo con lo empíricamente demostrable o lo que es comprendido. Y lo que sale fuera de todo ello no existe. Qué nos puede decir sobre esto, para ayudarnos a vencer esa herencia que todavía nos dura.

Efectivamente. Hoy en día, lo que es “palabra de dios” es lo que está demostrado científicamente. Si vamos a comprar algo y dice “demostrado científicamente”, ahí no hay duda de que es así. La ciencia también tiene sus limitaciones. Después de la exaltación de la razón y la Ilustración, lo que se llama la postmodernidad, se ha dado cuenta que la filosofía, y en general la sociedad, que la razón no es todopoderosa; que tiene sus propios límites. Pero eso no es algo que vaya en contra de la propia razón. Al contrario. Es bueno que conozca sus propios límites para así abrirse a nuevas realidades que ella por sí sola no puede entender. Estoy hablando de la fe. Insisto, la fe y la razón son las dos alas necesarias para la contemplación de la Verdad. Yo creo que cada vez queda más claro que no se puede entender el mundo solamente con la razón humana. Hace falta algo más; que existe una realidad más allá de aquello que podemos medir, palpar, demostrar científicamente. Eso no significa un menosprecio a la razón. Al contrario, es un reconocimiento de su verdad.

- En la vida actual, donde todo es efímero y se busca lo que es práctico, donde apenas se piensa y reflexiona, hay un clima de vida lleno de confusión… en este contexto, la ciencia puede parecer como la solución a muchas formas de entender la vida.

Por ejemplo, cuando se va a debatir sobre el aborto, sobre si se puede abortar o no, a quién se acude: a los científicos, para que determinen qué es una persona, o cuándo empieza a existir una persona humana en el vientre de su madre. El concepto persona es un concepto filosófico. La ciencia te puede aportar cuándo empieza a latir el corazón o cuándo empieza a haber actividad cerebral. Pero, ¿cuándo hay persona? Eso solamente desde la fe nos lo puede decir, y se utiliza la ciencia para, por ejemplo, justificar el aborto. La realidad es mucho más compleja de lo que puede ver la ciencia. Y la ciencia tiene unos límites que cuando los pasa se traiciona a sí misma. La ciencia no puede demostrar cuándo empieza a existir el alma humana. Eso no es algo medible, por lo tanto, no es competencia de la ciencia. Cuando la ciencia se mete en ese ámbito, no es una buena ciencia. Al contrario, se está traicionando a sí misma.

- Y no hay que olvidar que Dios es infinito, es decir, no se abarca nunca. Hoy pensamos que con nuestro esfuerzo lo conseguimos todo…

Efectivamente. Yo siempre digo que Dios no puede ser objeto de investigación científica. Es decir, yo no puedo negar o afirmar la existencia de Dios científicamente, puesto que el objeto de estudio, que es Dios, no es algo medible, no es algo empírico. Por supuesto que se manifiesta en la historia y en la vida de cada uno, pero, insisto, no se puede medir, no es objeto de la ciencia de forma absoluta. Por lo tanto, cuando sale un científico, por ejemplo Hawking, que ha negado la existencia de Dios como resultado de su investigación científica, es una falacia. Y de igual manera, aquel que utiliza la ciencia para justificar la existencia de Dios. Lo que se demuestra o lo que se niega no es Dios; es, al final, un objeto físico. Es decir una causa natural, que es muy grande, muy superior, pero algo mundano, no algo que nos trasciende. Nunca puede haber una demostración científica de Dios, puesto que la fe es resultado del amor y el amor nunca puede ser coaccionado, tiene que ser siempre libre. Si la existencia de Dios fuese algo matemáticamente demostrable, la fe no sería resultado de una respuesta de amor, sino sería algo evidente, algo que yo vería. Dejaría de ser fe. Por lo tanto, no seríamos libres para creer, estaríamos obligados.

- Dentro de la ciencia está la cosmología moderna, que se refiere al origen del universo. Dónde queda el hombre en ese origen del universo que si lo empieza a pensar, le entra…

Vértigo, por las dimensiones tanto temporales como espaciales de nuestro universo. Queda en algo pequeñísimo, pero, sin embargo, algo tan grande… como esa contradicción, esa paradoja del ser humano de ser algo tan débil. Por ejemplo, si lo comparamos con los animales, el hombre tarda en desarrollarse años. Aunque haya nacido de su madre, es totalmente dependiente de ella, no puede vivir por sí solo. Hay animales, por ejemplo la cebra, que en cuanto sale del vientre de su madre ya puede correr para que no se lo coman los depredadores. Sin embargo, el hombre es tan débil, tan necesitado. Pero, por otra parte, tiene algo especial, que lo diferencia del resto de la creación visible. Lo que llamamos alma, algo que le hace trascender toda la creación. En definitiva, el que el hombre ha sido hecho para Dios. Y eso es una diferencia radical. Por mucho que ahora nos quieran convencer que somos un animal más.

- Es astrofísico y sacerdote, cuando mira al cielo y las estrellas, qué piensa.

La grandeza de Dios y la pequeñez del hombre. Me vienen a la cabeza las palabras del Salmo 8: “Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder”. Somos algo tan pequeño en el universo y, al mismo tiempo, tan grande... Qué he hecho yo para que en mi pequeñez Dios me escoja para tener Su vida divina.

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