La historia de una anciana que murió en estado de felicidad tras su experiencia religiosa en el hospital

Rafael ha reivindicado el papel de los capellanes en los centros sanitarios 

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El Gobierno de Pedro Sánchez, en coalición con Unidas Podemos, ya ha echado andar. Comienza así una aventura cuyo recorrido y prolongación en el tiempo es una interrogante. Pero la presión al Ejecutivo de los que han apoyado al candidato socialista en la investidura no va a faltar. Los ministros ni siquiera habían tomado posesión cuando Compromís ya instaba al Gobierno a retirar la presencia de los capellanes de cualquier religión en los hospitales públicos, pese a que la asistencia religiosa en los centros sanitarios es un derecho al que recurren miles de pacientes y sus familiares. 

Es el caso de Rafael Cano, que está a punto de ser padre por cuarta vez en su vida. Si todo va bien, su retoño dará a luz a lo largo del mes de abril, se estima que en torno a la Semana Santa. Desde hace unos días, su pareja permanece ingresada en el hospital Virgen de la Salud de Toledo por motivos, a priori, ajenos a su embarazo. Y es que un constipado le ha provocado una asfixiante tos acompañado de sangre: “Le están haciendo algunas pruebas, porque en su estado, no debemos correr riesgos”, apunta Rafael en declaraciones a COPE.es.

Rafael y su familia son creyentes. Acuden a misa diariamente. Como consecuencia del ingreso, no han podido asistir a la parroquia. El padre Rafael Torregrosa, capellán del centro hospitalario, acudió a la habitación para oficiar la misa: “Recurrimos a la Fe de manera constante. Nos alimentamos de ella, y en situaciones como la que vivimos actualmente, un pequeño empujón nunca viene mal”, reflexiona Cano.

Y es que para nuestro protagonista, el acompañamiento es muy importante: “Somos personas y nos gusta relacionarnos con los demás, sobre todo cuando peor lo estás pasando. Yo creo que el papel de los capellanes en los hospitales públicos es fundamental. No me atrevo a decir que tanto como un médicos, pero sí es importante”.

No es la primera vez que Rafael conoce de primera mano, junto a su pareja, la tarea que cumplen los capellanes en los centros sanitarios. Ya tuvo una bella experiencia anterior con la abuela de ella: “Mi mujer es de los Países Bajos, un lugar donde no son especialmente religiosos. Su abuela, antes de fallecer, recurrió a un sacerdote, y después de la experiencia su cara se transformó en felicidad. Para ella supuso un aliento en esos momentos tan difíciles. Yo estoy seguro que a raíz de aquello murió muy feliz”, confiesa Rafael.

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