El testimonio de un capellán de hospital: "Hasta políticos de Podemos reconocen nuestra labor en la intimidad"

El padre Rafael Torregrosa ha contado su experiencia con los pacientes a los que ofrece acompañamiento

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Que la clase política en ocasiones tiene la mala costumbre de buscar problemas donde no los hay no es ninguna novedad. Quizá por ello Compromís, una de las formaciones de izquierdas que dieron su apoyo a Pedro Sánchez en la investidura ya ha propuesto, sin que el nuevo Ejecutivo haya echado aún a andar, retirar la presencia de los capellanes de cualquier religión en los hospitales públicos.

El senador de la formación valenciana, Carles Mulet, ha registrado sendas preguntas dirigidas al Gobierno en la que reclama al nuevo Ejecutivo que garantice la aconfesionalidad del Estado en los centros sanitarios. Desde hace doce años, el padre Rafael Torregrosa es capellán del hospital Virgen de la Salud de ToledoTiempo suficiente para comprobar que su presencia no solo no incomoda a los profesionales médicos, sino que además forma parte de la humanización sanitaria: “Yo mantengo buena relación con todo el personal hospitalario. Trabajamos con mayores o niños con cáncer y participamos en multitud de actividades. Es decir, hay un entramado de relaciones que hace que quien las vive no planteen medidas políticas de este tipo” confiesa el capellán.

De hecho, el padre Rafael Torregrosa ha revelado que, en conversaciones con políticos vinculados a Podemos tanto del ámbito municipal como autonómico, reconocen la utilidad de su papel con los enfermos: “A nivel nacional apoyan erradicar nuestro trabajo, pero políticos de Podemos o profesionales que simpatizan con ellos reconocen nuestra tarea. Cuando surgió este debate en Castilla-La Mancha, pregunté a los médicos y a las enfermeras si veían conveniente que nos retirásemos, y me decían que no”.

En doce años como capellán del hospital de referencia en la capital castellano-manchega, las historias vividas con pacientes se cuentan por cientos: “He pensado en recopilarlas en un libro”, comenta el sacerdote. Afirma empatizar con todos, teniendo muy en cuenta dos pasajes: “La imagen que más me ayuda es en la que Dios le dice a Moisés frente a la zarza ardiente que se descalce, porque el terreno que pisa es sagrado, y cada vida es sagrada. Otra imagen que mantengo presente es la del buen samaritano, que se acerca al enfermo para curar las heridas, cuidar y escuchar. Establecemos una relación quizá breve con los enfermos, pero muy intensa. Se sufre con el que sufre, pero es gratificante porque es nuestra vocación”, reflexiona.

En el álbum de experiencias del padre Torregrosa, una historia destaca por encima del resto. Fue al poco tiempo de llegar al Virgen de la Salud, y que tenía como protagonista a una paciente con problemas cardíacos, ingresada en la UCI: “ Me acerqué a su cama y la insté a descansar un poco. Ella me contestó que tenía envidia en los que teníamos Fe, porque si ella se dormía no sabía si despertaría, pero los creyentes tenemos la esperanza puesta en Dios y en la vida eterna”.

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