El arzobispo de Tokyo que lucha por la vida en Japón

El arzobispo de Tokyo, Isao Kikuchi, recuerda en una carta al Papa Francisco el problema de la falta de respeto hacia la dignidad de la vida humana 

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El Papa Francisco visitará Japón a finales de Noviembre y todo el mundo pone el foco en lo que dirá sobre el peligro de las armas nucleares. Pero hay otros asuntos esenciales en este viaje.

La visita del Papa a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki estará ciertamente marcada por el tema de la paz y el recuerdo de que fueron arrasadas por las bombas atómicas. Pero el arzobispo de Tokyo, Isao Kikuchi, ha recordado en una carta que el lema elegido para la visita de Francisco a Japón es “Protege cada vida”.

Y señala que hoy, el “Evangelio de la vida” es realmente necesario en la sociedad japonesa, donde muchas veces la vida humana no es respetada y se tiende a valorar a las personas por su productividad. El arzobispo de Tokyo denuncia que las personas discapacitadas sufren marginación y a veces, ni siquiera está protegido su derecho a la vida.

También ha recordado que desde 1998 hasta hoy, más de 20 mil personas se suicidan en un país que se supone avanzado y moderno, con abundantes recursos materiales. Mons. Kikuchi afirma que muchas personas se sienten aisladas porque nadie se ocupa de ellas, y advierte que la maravillosa tradición de apoyo comunitario en Japón se ha convertido en una fábula del pasado.

Por otra parte la escasa natalidad y el aumento de las personas ancianas están haciendo aumentar la presencia de trabajadores migrantes que muchas veces se sienten aislados e incluso sufren maltrato por parte de sus empleadores. Además los refugiados no son bienvenidos ni por el gobierno ni por la sociedad en general. En 2018, de las 10.500 peticiones presentadas, sólo 42 personas recibieron el estatus de refugiado. 

A un país que sufre estos problemas, el Papa llevará un mensaje de amor y esperanza, para hacer comprender que todos somos amados por nuestro Creador y por tanto se puede encontrar esperanza para el futuro. Por tanto Mons. Kikuchi espera del Papa, además de un mensaje de paz teniendo en cuenta la historia de Japón, un fuerte reclamo de respeto a toda vida humana, de atención, cuidado e inclusión, especialmente de los más vulnerables. Los católicos de Japón están felices de dar la bienvenida en su país al Pastor de la Iglesia Universal y se muestran deseosos de seguir su testimonio de evangelización.

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