Los fieles venezolanos peregrinan al Santuario del Cristo de la Grita

"¿Hasta cuándo vamos a soportar esta pesadilla que acogota al pueblo venezolano?, ha preguntado el Obispo

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Cada 6 de agosto, día de la Transfiguración del Señor, miles de fieles venezolanos peregrinan al Santuario del Santo Cristo de la Grita. Algunos caminan por horas, incluso por días para venerar y descubrir, a través de una talla de Cristo de 409 años, el mensaje vivo de la palabra de Dios.

El Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Monseñor Mario Moronta, que cada año guía la celebración, ha afirmado a Vatican News que la gente no solamente va “a pedir ayuda al Santo Cristo, a la Virgen o a las diversas manifestaciones de carácter evangelizador con su oración”, van a “pedir la fuerza para un compromiso”. La gente entiende, que no debe “esperar que otros solucionen nuestros problemas”, sino que, con la gracia de Dios y con la fuerza del Señor, “es posible dar con una respuesta”.

La famosa frase pronunciada hace 56 años por Martin Luther King, tras la memoria de la fe de los santos, ha trazado las líneas de la plegaria.

Es la plegaria de un sueño, “en medio de una realidad casi imposible de solucionar”. “Sueño”, ha dicho el Obispo, que sea respetada “la dignidad humana”, de “donde brotan los derechos humanos”, en particular “el derecho a la vida”. El sueño de ser “reconocidos como personas, imagen y semejanza de nuestro padre Dios” con la propria “masculinidad y feminidad” y sin “propuestas ideológicas”. El sueño de “vivir en fraternidad y solidaridad sin distinciones, brechas ni divisiones...”.

El Obispo ha constatado, sin embargo, que en esta sociedad y momento “se hace lo contrario” a esos sueños: “No se busca el bien común. Quienes tienen el deber de proteger al pueblo y sus derechos humanos sólo fortalecen su parcialidad política, que no toma en cuenta el bienestar del pueblo, y en vez de un verdadero diálogo, sin la participación de ese pueblo se realizan negociaciones que huelen más bien a pactos de élites para consolidar los propios intereses”.

Ante el rostro sereno del Santo Cristo, también se han expuesto las pesadillas: las de creerse “más y mejores que los demás”, las del alejamiento de Dios, la de “la mediocridad y el conformismo”.

La “de la corrupción que destruye toda sana convivencia y desemboca en el menosprecio de la persona humana”, con un “menosprecio que es tal, que no importa si el pueblo pasa hambre, o los enfermos no son atendidos, o los niños mueren de desnutrición”. “Santo Cristo porque somos capaces de soñar sueños de libertad te preguntamos: ¿hasta cuándo vamos a soportar esta pesadilla que acogota al pueblo venezolano?".

Ante el rostro sereno del Cristo, el pueblo que peregrina en El Táchira, con las palabras del Pastor, ha reafirmado que puede “hacer realidad los sueños”, dando testimonio del amor de Dios. Que es posible abrir los brazos para sostener a los más débiles, acompañar y también acoger “a quienes se arriesgan a regresar, como lo supo hacer el hijo pródigo”.

Los brazos, ha concluido el Obispo, “están permanentemente abiertos para perdonar y purificar a los hundidos en el pecado del mundo, ayudándolos a asumir sus responsabilidades ante la justicia”.

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