El Papa recuerda su viaje a Lampedusa 7 años después y denuncia el "infierno" de Libia para los inmigrantes

Desde el acuerdo entre la UE y Libia para frenar la inmigración, más de 38.000 personas han sido devueltas y encerradas en centros de detención del país africano que está en guerra

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El Papa ha recordado su viaje a Lampedusa siete años después, en una misa en recuerdo de todas las personas que han fallecido mientras trataban de llegar a las costas europeas huyendo de guerras y hambre y en la que ha denunciado el "infierno" de Libia para los inmigrantes.

"Me dieron una versión destilada de las torturas y horrores que sufrieron los supervivientes: es lo que ocurre hoy en Libia, un infierno para los que sólo realizan un viaje de esperanza --ha manifestado el Pontífice--. Pienso en Libia, en los campos de detención, en los abusos y en la violencia que sufren los migrantes, en los viajes de esperanza, en los rescates y en los rechazos".

Desde el acuerdo entre la UE y Libia para frenar la inmigración, más de 38.000 personas han sido devueltas y encerradas en centros de detención del país africano que está en guerra. El Pontífice ha usado la palabra "lager" del alemán "campo de concentración" para definir estos centros de detención en Libia.

"Recuerdo hace siete años, en esa isla del sur de Europa, cómo algunos me contaban sus propias historias, cuánto habían sufrido para llegar allá. Había intérpretes, y uno contaba cosas terribles en su idioma, y el intérprete me traducía. Pero luego me dijeron que me habían dado una versión destilada. Y eso pasa hoy en Libia, nos dan una versión destilada. Sí, hay guerra nos dicen. Pero ustedes no se imaginan el infierno que se vive ahí, en esos lager de detención", ha rememorado.

El Papa ha celebrado, como ya es una tradición, una misa que por la emergencia sanitaria ha tenido lugar en la Casa de Santa Marta y no en la Basílica de San Pedro. En su alocución, también ha reseñado que la "cultura del bienestar" lleva a las personas pensar en sí mismas y las "hace insensibles al grito de los otros" porque la sociedad vive en "pompas de jabón, que son bonitas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil".

Para visibilizar el drama de los migrantes, el primero que realizó fuera de los muros del Vaticano desde que comenzó el Pontificado, el Papa ha asegurado que "el rostro de Dios está en los extranjeros" que se cruzan en el camino. "Esa gente venía solo con una esperanza, cruzar el mar", ha incidido el Papa.

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