Carta del obispo de Astorga: «Tomando el pulso al curso que termina»

En su escrito semanal, Jesús Fernández hace un balance de la programación patoral desarrollada en el presente curso, en la que destaca la implantación de Unidades Pastorales

Tiempo de lectura: 3’

Hace unos días, una señora me confesó que me leía todas las semanas. Creo que quería decir que leía lo que escribo semanalmente en esta Hoja diocesana Día 7. Sí, porque “leerme” cada siete días, tiene que ser aburrido. Incluso puede que también resulte tedioso lo que escribo, sobre todo si toca un tema como el de hoy que no suele ser del agrado de casi nadie: las programaciones pastorales.

Acabamos el curso 2021-2022, un curso que, a falta de uno nuevo, ha seguido las orientaciones esenciales del Plan pastoral 2017-2021 “Llamados a formar un nuevo Pueblo”. El principal cometido ha sido el de la implantación de las Unidades Pastorales(UPA), una nueva estructura pastoral que agrupa varias parroquias con el fin de promover la comunión, la participación y la corresponsabilidad en la misión. Se ha conseguido establecer el modelo de identidad de cada UPA, se han fijado las sedes y la estructura, se han designado los sectores pastorales y sus responsables, se ha estudiado y perfilado un Estatuto Marco que servirá de referencia para su funcionamiento. En cambio, aunque estaba previsto, muchas UPA no han creado aún los Equipos Apostólicos, ni han formado a los laicos, ni han concluido el Plan Marco, ni han celebrado la asamblea fundacional. En definitiva, se han dado acertadamente algunos pasos, pero falta camino por recorrer.

Otra acción muy importante ha sido la de la puesta en marcha de la Escuela Diocesana de Evangelizadores en las Unidades Pastorales (EDEU). Con esta Escuela pretendíamos ofrecer una formación básica que ayudase a los bautizados a redescubrir su vocación y su misión en el mundo y en la Iglesia; también buscábamos promover una espiritualidad laical. El resultado ha sido muy satisfactorio al constituirse al menos un centro en cada UPA, un total de 30 grupos que han sumado unas 400 personas. Todos los grupos han desarrollado por completo el programa, mostrando los participantes un alto grado de fidelización. El momento culminante ha sido sin duda el encuentro final de curso celebrado en el santuario de Ntra. Sra. de los Remedios, en Otero de Sanabria, cita a la que acudieron casi trescientas personas procedentes de nueve de las once UPA que componen la Diócesis.

La celebración del Año de la Familia AmorisLaetitia comenzó con su presentación, la difusión de materiales y la creación de grupos de trabajo; por desgracia, sólo se creó uno en Galicia. La temática familiar se ha tenido en cuenta en actividades pastorales como novenas, viacrucis, reuniones de padres con niños en la catequesis… Además, se ha celebrado la Jornada de los Abuelos, la Semana del Matrimonio, el Año de San José, una Mesa redonda sobre la Eutanasia, la presentación del Testamento vital, Vigilias por la vida en Astorga y Ponferrada, Rosarios mensuales por la Vida… Junto a la parte positiva que supone la realización de todas estas actividades, hay que situar la incorporación de nuevas personas al trabajo familiar. Y, en la parte negativa, las dificultades con que se encuentran los Cursillos prematrimoniales y la escasa respuesta a la propuesta de celebración de un Encuentro diocesano de familias.

Tras el parón provocado por la pandemia, pretendíamos también reactivar el acompañamiento a los jóvenes a través del Proyecto Vivit. Se celebró con gran éxito de participación el Encuentro de comienzo de curso en Toral de los Vados y el Encuentro diocesano de jóvenes celebrado en La Bañeza. Se celebraron también algunos encuentros zonales. Fracasó, sin embargo, la formación de grupos juveniles en las UPA.

Finalmente, hemos de señalar que se ha pospuesto para el próximo curso la elaboración del nuevo Plan pastoral. Con la ayuda del Señor, seguiremos caminando. ¡Feliz verano!

+ Jesús Fernández González

Obispo de Astorga


Religión