Carta del obispo de Osma-Soria: «Semana Santa :¿días de fiesta o días de redención?

En su carta de esta semana, Abilio Martínez Varea reflexiona sobre la Semana Santa y nos recuerda que todo nuestro caminar gira en torno a la resurrección de Jesucristo

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Queridos diocesanos, otro año más nos encaminamos hacia la celebración de la Semana Santa, centro y corazón de nuestro Año Litúrgico. Todo nuestro caminar gira en torno a la Pascua, a la Resurrección de Jesucristo. Los días que transcurren entre el domingo de Ramos y el domingo de Resurrección conmemoran y actualizan, desde los principios del cristianismo, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Estos días no son un mero recordatorio de algo que pasó hace tiempo, sino que los cristianos vemos cómo la Semana Santa hace realmente presente nuestra Redención. Desde aquí os animo a vivirlos con intensidad, con profundidad y con fe, porque en cada uno de ellos vemos cómo el Misterio de salvación de Cristo se hace presente en nuestra vida. Dios nos ha creado para la vida eterna, para vivir junto a Él.

El Papa Francisco, en la Carta Apostólica “Desiderio Desideravi” dedicada a la formación litúrgica del Pueblo de Dios, escribe con gran acierto que la liturgia es “el lugar del encuentro con Cristo. Aquí está toda la poderosa belleza de la Liturgia. Si la Resurrección fuera para nosotros un concepto, una idea, un pensamiento; si el Resucitado fuera para nosotros el recuerdo del recuerdo de otros, tan autorizados como los Apóstoles, si no se nos diera también la posibilidad de un verdadero encuentro con Él, sería como declarar concluida la novedad del Verbo hecho carne. (…). La fe cristiana, o es un encuentro vivo con Él, o no es”.

Vivir la belleza litúrgica del Triduo Pascual nos ayuda a actualizar nuestra propia historia de salvación. Sería bueno que, durante la asistencia a las celebraciones de estos días, lográsemos vivir un encuentro interior y verdadero con Cristo Resucitado. En la Audiencia del 31 de marzo de 2021, el Papa desgranaba magníficamente el sentido de la Semana Santa con estas palabras:

  • La tarde del Jueves Santo con la Misa in Coena Domini, conmemoramos la Última Cena, ese testamento del amor de Cristo: “cada vez que celebramos la Eucaristía,… es como si nosotros fuéramos al Calvario, para renovar, para hacer de nuevo el Misterio Pascual”. Con el Lavatorio de los pies, Jesús nos pide que nos hagamos siervos los unos de los otros: “un gesto que anticipa la cruenta oblación en la cruz. Un gesto con el que el Maestro y Señor morirá el día después para limpiar no los pies, sino los corazones y toda la vida”.
  • En el Viernes Santo, a través del Viacrucis y la Adoración de la Cruz, nos unimos al Calvario para conmemorar la Pasión y Muerte redentora de Nuestro Señor: “gracias a Él, abandonado en la cruz, nunca nadie esta? solo en la oscuridad de la muerte, nunca. Él siempre está al lado, solamente es necesario abrir el corazón y dejarse mirar por Él”.
  • El Sábado Santo es el día del silencio, el día de la espera, pero como nos recuerda el Papa, es también el día de María: “así, en la hora más oscura del mundo, se ha convertido en Madre de los creyentes, Madre de la Iglesia y signo de la esperanza. Su testimonio y su intercesión nos sostienen cuando el peso de la cruz se vuelve demasiado pesado para nosotros”.
  • Y por fin llega la Vigilia Pascual, en la que la luz se abre paso ante la oscuridad, donde el júbilo y la alegría disipan la tristeza y la soledad, porque “¡Aquel que había sido crucificado ha resucitado!... El Resucitado nos da la certeza de que el bien triunfa siempre sobre el mal, que la vida vence siempre a la muerte... es la confirmación de que Jesús tiene razón en todo: en el prometernos la vida más allá de la muerte y el perdón más allá de los pecados”.

Sí, queridos hermanos, afirmemos con vigor que el fundamento de nuestra fe cristiana es la Resurrección de Cristo. Este hecho constituye el núcleo esencial de la predicación desde los comienzos de la Iglesia: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación, vana es nuestra fe” proclama el Apóstol Pablo en la primera carta a los Corintios (1 Co 15,17). Y hagamos como María Magdalena, la primera en adorar a Cristo resucitado de entre los muertos y honrada por el Señor con el oficio del apostolado: salgamos a anunciar a los demás este misterio de Salvación y proclamemos el Evangelio de Vida hasta los confines del mundo.

Invito a todos los fieles, especialmente a los cofrades, a vivir con intensidad espiritual y fervor esta Semana Santa. Elevemos nuestros ojos a Jesús clavado en la Cruz para decirle: Te adoramos oh Cristo y te bendecimos, pues con tu santa Cruz redimiste al mundo. Que no sean unos meros días de fiesta, sino que nuestros corazones estén dispuestos al encuentro con el Señor para que nosotros, con su Muerte y Resurrección, obtengamos la Vida que nunca perece.

+ Abilio Martínez Varea

Obispo de Osma - Soria


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