La reflexión del obispo de Jaén en este periodo de Cuaresma: "Tomemos consciencia de nuestra debilidad"

El obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, se ha sumado a la manera en la que COPE.es está viviendo este periodo de Cuaresma

Redacción Religión

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El obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, se ha sumado a la manera en la que COPE.es está viviendo este periodo de Cuaresma. Un tiempo especial para los cristianos. Por ello, el obispo de esta diócesis ha querido emitir a los usuarios su reflexión sobre el Evangelio de este martes, 10 de marzo.

“Seguimos dando pasos en el camino cuaresmal, porque esto es un itinerario que tenemos que ir haciendo poco a poco, y lo hemos de hacer día a día.

Hoy en este itinerario, el Señor nos invita a que tomemos consciencia de nuestra debilidad. Si nosotros participamos en la Eucaristía, o tenemos la oportunidad de leer los textos de la Eucaristía de hoy, en la primera oración que le dirigimos al Señor, la oración colecta, nosotros tomamos consciencia de que somos débiles y de que todo lo que va sucediendo en nosotros, hasta los más grande y lo más maravilloso, lo va cimentando nuestro Padre Dios en nuestra debilidad humana y nuestra condición humana.

Porque todos los días, y especialmente ahora en este tiempo de Cuaresma, y en esta primera etapa de purificación del tiempo de Cuaresma, todos los días, tenemos que elegir entre el dejar el mal y hacer el bien. Hoy es lo que nos dice la Palabra de Dios “dejad de hacer el mal y buscad el bien”. Pero nos dice que hacer el bien es “buscar la justicia, socorrer al oprimido, proteger al derecho del huérfano, defender a la viuda”.

Es decir, estar al lado de todos aquellos que nos necesiten. Y estar al lado de ellos con una actitud de servicio. Y el Señor, si nosotros elegimos hacer el bien, dándonos a los demás, el Señor purificará nuestros pecados, limpiará nuestra vida. Totalmente nuestra vida. Hará en definitiva, de nuestra vida, una vida santa, una vida que en la sangre de Cristo se purifica, porque vamos hacia un camino de purificación en la que la sangre del Señor hará de nuestra vida una vida nueva.

Nos lo dice de una forma muy bella, “aunque nuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve. Aunque sean rojas como la purpura, quedarán como la lana. Si sabéis obedecer al Señor, comeréis los frutos de la tierra”.

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