¡Ojo con el pan!: los dos errores durante el cocinado que pueden arruinar las migas

Las migas es una de las recetas más tradicionales de nuestra gastronomía, especialmente en los meses de frío al tratarse de un plato contundente

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Las migas es una de las recetas más tradicionales del territorio español, especialmente en los meses de frío, al tratarse de un plato contundente. En periodo navideño es recurrente en nuestros fogones, ya que está muy presente en las fiestas y romerías. Es una comida de hermandad, se podría decir.

En su canal de Youtube, el cocinero Fray Ángel Ramón nos enseña a elaborar unas buenas migas que, al estar muy arraigado a nuestro país, se pueden hacer de diferentes maneras. En Teruel por ejemplo se añade cebolla, en las zonas costeras las sardinas o en La Mancha los pimientos secos. Fray Ángel Ramón, debido a sus raíces ciudadrealeñas, apuesta por el pimiento seco, como veremos a continuación.



Primer paso para cocinar las migas

Independientemente de nuestra procedencia, la base de las migas son las mismas: el pan. Es conveniente emplear un pan de pueblo y blanco. Una vez lo tenemos, hacemos migas el pan pellizcándolo o con algún utensilio que nos facilite la tarea.

El fraile nos aconseja que este trabajo se realice con antelación. La clave para que el pan no se quede crujiente ni frito, es humedecer las migas con unas gotas de agua previamente y removerlas bien en un recipiente, a poder ser un buen rato antes del cocinado.

Segundo paso: freir el embutido

Los ajos, el chorizo, la panceta y el pimiento seco son los ingredientes que empleará Fray Ángel Ramón para proceder a la elaboración de sus migas. Algunas personas también incluyen la morcilla en la receta, pero es opcional. No es precisamente el más empleado en este plato.

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Sin calentar el aceite en la sartén, introducimos el chorizo y la panceta (también la morcilla si se desea). En muchas ocasiones cometemos el error de freír la chacina en aceite muy caliente, lo que provoca que el pimentón que contiene estos productos se quemen y a la hora de consumirlo sepa peor.

Para evitarlo, el aceite es conveniente que esté frío al introducirlo en la sartén y, a continuación, encender el fuego al mínimo. Tiene que ir cogiendo calor de manera progresiva. En el caso de la panceta, al final le damos un golpe fuerte de calor para que la corteza quede crujiente.

El turno de los ajos y los pimientos

Tras freírse el embutido, introducimos en la sartén caliente los ajos y los pimientos secos. Para un mejor cocinado, es mejor que los ajos se introduzcan con la piel, para que no se quemen por fuera y por dentro queden poco hecho.

Al finalizar el proceso, separamos los pimientos secos para molerlos bien. En cuanto a los ajos, los mantenemos en la sartén para agregar la chacina previamente frita.

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Es el momento de añadir las migas

Cuando el aceite ya está bien caliente y todo frito, se introducen todas las migas. Se remueve todo bien, de tal forma que hagamos con la paleta un movimiento de abajo arriba para que no se apelmacen y queden suaves.

A priori, no es necesario añadir sal, ya que tanto el embutido como el pan lo contiene. No obstante, es buena idea que cuando desmigamos el pan y le añadimos unas gotas de agua, se pueda añadir un poco.

Una vez todo queda bien removido en la sartén, podremos consumir uno de los platos más sabrosos y tradicionales de nuestra gastronomía.

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