Religión

Òscar Martí

Periodista de la Archidiócesis de Barcelona

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Luces y sombras

La Sagrada Familia se pintó de rojo durante cuatro horas para sensibilizar a la sociedad sobre el derecho a la libertad religiosa en el mundo

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La basílica de la Sagrada Familia se pintó de rojo durante cuatro horas para sensibilizar a la sociedad sobre el derecho a la libertad religiosa en todo el mundo. Miles de personas que transitaban por una de las plazas colindantes al templo ideado por Antonio Gaudí se quedaron sorprendidas por ver su fachada más resplandeciente de lo habitual. Lucía con el color encarnado que simboliza el amor pero también el martirio.

La vistosa acción celebrada el pasado 23 de noviembre en Barcelona también se ha realizado este año en otros monumentos relevantes en el mundo que se iluminaron con el mismo rojo sangre. Fueron la catedral de Morelia (México), el Coliseo en Roma (Italia), el Santuario de Cristo Rey de Almada en Lisboa (Portugal) y la catedral de Vilna (Lituania).

Esta original iniciativa que empezó en 2015 con la iluminación del Cristo Redentor de Río de Janeiro (Brasil) ayuda a dar visibilidad a una realidad muy preocupante: el 61% de la población mundial vive en países donde no se respeta la libertad religiosa. Así lo refleja el Informe de Libertad Religiosa en el Mundo que edita cada dos años la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.

El informe de 2018 revela que en los peores países para vivir la fe la situación ha empeorado en los dos últimos años. Por lo que, a nivel global, la libertad religiosa está en deterioro. Estos países persiguen o discriminan a sus habitantes por profesar un determinado credo. Es el caso, por ejemplo, de estados autoritarios que no permiten ningún tipo de creencia religiosa o de islamismo radical, que únicamente admite la práctica del islam, o de algunos países que identifican estado con una religión concreta y que desconsideran aquellos que profesan otra de diferente.

En este periodo, también han aparecido luces esperanzadoras. Tenemos como muestra el retorno de los cristianos iraquíes de la llanura de Nínive a sus hogares, expulsados por el ISIS en 2014. Tras la derrota del grupo terrorista, cerca de la mitad de los cristianos han vuelto a sus casas con el reto de restablecer la convivencia con sus vecinos.

Otro ejemplo es la reciente absolución de Asia Bibi, condenada a la horca por haber sido acusada del delito de blasfemia en Pakistán en 2010. Las minorías religiosas de este país viven bajo la amenaza constante de la abusiva ley de la blasfemia. Son las luces y son las sombras de la libertad religiosa en el mundo, un derecho fundamental del hombre.

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