"Quéjate menos y sonríe más"

Marisa Salazar asegura que "sonreír es una actitud ante la vida, una obligación, la nuestra, de buscar cada día un motivo para hacerlo porque siempre lo hay"

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Queridos amigos,

Hace tiempo que no les escribo y es un privilegio reencontrarme con todos ustedes.

La vida sigue andando y sigo paseando por ella, agradecida de las nuevas oportunidades que Dios me regala y del inmenso cariño recibido cada día.

Retomo la humilde reflexión compartida de las cosas, en mi caso, cotidianas de la vida y las que más me han enseñado. Las que provocan personas anónimas, que construyen grandes historias que nos hacen siempre avanzar y aprender.

Recién llegada del Camino de Santiago, donde he andado por paisajes maravillosos, con gente estupenda, que me ha permitido peregrinar hacia el Santo, transitando por mi fe, mi compromiso, mi alegría y me ha cuestionado, esta frase con la que he comenzado, dicha por “alguien fundamental” en mi vida: “Quéjate menos y sonríe más”.

No están los tiempos para muchas sonrisas. El mundo cambia a una velocidad vertiginosa, ya lo sabemos, pero ¿hacia qué dirección?

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Están sucediendo cosas inimaginables para nosotros hace unos años. Lo peor de ellas es que las consecuencias vuelven, una vez más, a afectar a los que se ven obligados a reconstruir sus vidas, a seguir adelante y paradójicamente entre ellas, hay muchas que sonríen, que luchan, que “dan la vuelta a la vida”.

En aquellos que tenemos el privilegio de vivir nuestra vida con todas las necesidades cubiertas de alma y cuerpo, la sonrisa no es opcional y la queja una actitud a desechar.

Sonreír es una actitud ante la vida, una obligación, la nuestra, de buscar cada día un motivo para hacerlo porque siempre lo hay.

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El Papa Francisco nos ha dicho en reiteradas ocasiones: “Sonrían y no se dejen apresar de pensamientos que nos alejan de nosotros mismos, busquen la Obra de Dios que cada uno tiene dentro y den gracias a la Vida y sonrían por ello. Es una obligación de buen cristiano.La alegría es obligatoria para aquellos que vivimos el legado que Jesús nos dejó”.

El relato de los acontecimientos de nuestra vida es capaz de captar matices y detalles importantes, de aquellas situaciones que todos tenemos que nos aportan una paz interior, que nos transmiten la alegría de vivir. Detenerse y reconocer esto es indispensable. Nos hace más fuertes y nos permite buscar motivos para la alegría, para la esperanza y la sonrisa.

Seguro que muchos de ustedes tienen en su vida situaciones dolorosas, seguro que conocen personas que sufren, que han sufrido mucho y que le dan un rodeo a la vida, que no se quejan y que sonríen, que le plantan cara y siguen adelante.

Este mundo necesita de esas personas, nos necesitan.

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Los que no tenemos grandes motivos para otra cosa, pensemos cuantas razones tenemos para sonreír y hagámoslo sin miedo. Con sonrisa consciente de las situaciones, pero que con fuerza y decididos a que verdaderamente cambie, poco a poco, el mundo.

Todos los días, encuentro, conozco y tengo cerca personas que hacen de la sonrisa su bandera, su mejor regalo para los que les rodean y son la única “Verdad de la Buena” de este mundo, orgullosos de vivir lo que viven con la mayor dignidad posible, la mayor esperanza y dejando poco hueco a la queja.

Es un ejercicio que les animo a practicar, está comprobado que enseña cada día y que cambia las vidas.

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