Un avión comenzó a desprender humo y la acción de esta pasajera dejó a todos impactados

El pánico se apoderó de los viajeros

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Alberto se disponía con una compañera de trabajo a viajar a una de las ciudades centro-europeas más bellas, Praga. No era el primer viaje que realizaban juntos, y la experiencia había sido muy positiva. Y es que ambos amigos se complementan bien a la hora de visitar otros territorios. Por ello, guardaban una gran ilusión por esta nueva aventura.

Sin embargo, aquel viaje fue diferente, ya que estuvo marcado por un pequeño altercado durante el vuelo hacia la capital de la República Checa, que generó entre los pasajeros una gran tensión y una vivencia que no olvidarán el resto de sus días.

Los primeros minutos de vuelo estuvieron marcados por la normalidad. El despegue se produjo a la hora convenida, y las azafatas del avión comenzaron a ofrecer el servicio de cafetería y venta de productos cosméticos. Nadie imaginaba que, al poco tiempo, una de las pasajeras gritaría de repente ¡Fuego, fuego!

Efectivamente, en el flanco derecho, junto al asiento de la señora, comenzó a salir un denso humo, provocando el miedo, incluso pánico entre los viajeros. Alberto se encontraba entre ellos. Afirma que sentía como la vida se le escapaba en cuestión de segundos: “No podíamos salir. El cinturón de seguridad comenzó a parpadear y el capitán de la tripulación nos informó que había una avería, por lo que tendríamos que hacer un aterrizaje de emergencia”.

Mientras tanto, la aeronave comenzó a tambalearse, pese a que las condiciones meteorológicas no eran especialmente adversas, según relata nuestro protagonista: “Teníamos pavor. Mi amiga cogió tan fuerte mi mano que tanto tiempo después siento sus uñas clavadas. Había padres abrazando a sus hijos, una madre llorando. Lo que más me impactó fue ver a una señora sacando su rosario para rezar”, confiesa.

Finalmente, el capitán del avión informó que la situación estaba controlada, y que en los próximos minutos se practicaría el aterrizaje forzoso. Hoy Alberto lo recuerda como si se tratara de una anécdota más. Pero las consecuencias no fueron pequeñas, ya que tuvo que recurrir a psicólogos expertos para superarlo: “Cuando vives algo así se te pasa toda tu vida entera y te das cuenta de lo bonita y lo corta que es”, reflexiona Alberto.

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