El emocionado testimonio de Esperanza tras reencontrarse con su hermana y su madre 70 años después

A sus 90 años, cumplió uno de sus últimos deseos

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Esperanza no pisaba su pueblo natal desde 1950, año en el que falleció su madre. Desde entonces, la localidad burgalesa de Grisaleña ha cambiado mucho. Una realidad que pudo constatar la propia Esperanza el pasado mes de octubre, cuando a sus noventa años visitó la tumba de su progenitora y de su hermana, que perdió la vida en 1947. La falta de oportunidades y tal vez los malos recuerdos, hizo que Esperanza abandonara el municipio.

Casi 70 años después volvió a Grisaleña gracias al programa 'Último Deseo' que impulsa la Fundación Miranda, consistente en dar respuesta a los anhelos y asuntos pendientes de sus residentes antes de que fallezcan: “Quería despedirme de ellas”, comenta en declaraciones a COPE.es.

Esperanza tiene que hacer frente de manera diaria a sus problemas de salud. Desde hace tiempo libera una titánica lucha contra su sordera y otros males propios de la edad, lo que le impide, por ejemplo, ir a misa diariamente, aunque sus ejercicios espirituales los realiza cada día desde su habitación. Pese a todo, confiesa que es feliz: “En la fundación estoy contenta. Me tratan muy bien. Llevo seis años aquí”.

Los achaques le han impedido hasta hace unos meses cumplir con su deseo de depositar dos ramos de flores en las tumbas de su hermana y de su madre, a quienes estaba muy unida: “Lo viví con emoción. Fue una alegría en todo el cuerpo. No iba desde que murió mi madre. Tuve la oportunidad de ver a mi amiga Pilar, a la que conozco desde niña”.

Tras recorrer el pueblo siete décadas después, Iván y Leire, trabajadores de la Fundación Miranda, acercaron a Esperanza al cementerio en coche para revivir el momento más emotivo: “Pasé un mal rato. Apenas podía respirar. Son momentos muy duros. Incluso oía voces en el cementerio y pensé que podían ser ellas. Mi sobrina me comentó que eran unos críos que estaban jugando por allí”.

Por cierto, que la visita de Esperanza sirvió además para que el alcalde de Grisaleña la nombrara vecina predilecta del municipio. Todo un detalle.

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