El histórico día que San Francisco de Asís visitó al Sultán Al Kamil

En 1219, durante la Quinta Cruzada, San Francisco de Asís conversó con el Sultán Al Kamil sin “más armas que las de la Paz el Bien, el respeto..."

Víctor Bustillo

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“Si todos los cristianos fueran como Francisco, sería muy fácil ser cristiano” aseguró el Sultán Malik al Kamil tras conversar con un cristiano que consideraba diferente a los demás.

En Egipto cristianos y musulmanes libraron una dura batalla, de la cual salió vencedor Al Kamil Muhammad al Malik. Desde entonces, continuaban los enfrentamientos entre ambas facciones militares. Poco después, San Francisco de Asís quiso viajar hasta Egipto, para entrevistarse con el Sultán.

El soldado que se convirtió en peregrino de la Paz y el Bien

El Poverello de Asís, como también se conoce a San Francisco, rezaba en Acre (Palestina) por la Paz. Desde hacía tiempo, comprendía que “el Amor no es amado”. Jesucristo había predicado el amor al prójimo y el perdón incluso al enemigo, incluso Él mismo había perdonado a quienes le crucificaron.

San Francisco de Asís, de jovencito, soñaba con vencer en épicas batallas militares. Sin embargo, durante aquella inolvidable noche de Espoleto, escuchó una misteriosa, y divina voz: “¿Por qué no sirves al Amo en vez de al servidor?”. San Francisco decidió servir a Jesucristo, quien había enseñado “si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará” (Evangelio según San Juan 12:26). Durante su vida terrenal, el Poverello predicó el amor de Dios a todas las criaturas, enseñaba a los seres humanos la importancia de fomentar la Paz y el Bien”.

En 1219, durante la Quinta Cruzada, los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes eran constantes. Incluso entre los propios cristianos hubo tensiones y disputas. El propio San Francisco, al ver como los leprosos eran marginados, sentía cierto desconsuelo. El Poverello era consciente de que “El Amor no es amado”, como se repetía constantemente. Por estas cosas, el hijo de Pedro de Bernardone y Pica decidió poner rumbo a Egipto. Quería entrevistarse con Al Kamil.

Un encuentro cercano entre dos mundos aparentemente opuestos

San Francisco de Asís y sus compañeros, aprovechando una tregua de armas entre cristianos y musulmanes, viajaron en una pequeña embarcación desde Acre hasta Damietta, situada en el delta del Nilo, al norte de El Cairo. Primero estuvo predicando el Evangelio al ejército cristiano, que se encontraba frente a los muros de la ciudad. En junio de 1219 decidió poner rumbo al palacete del Sultán, para conversar con Al Kamil.

Cuando los franciscanos llegaron al palacete fueron recibidos con extrañeza por los dignatarios del Sultán, quienes estaban convencidos de que el Sultán no querría recibirlos. Sin embargo, el sobrino de Saladino no solo les recibió con gran cortesía, también les ofreció regalos que los frailes rechazaron, cumpliendo su voto de pobreza.

Al Kamil quedó impresionado con el Poverello de Asís, tal como contó San Buenaventura. El Sultán preguntó “¿por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?”. San Francisco, a quien se le saltaron las lágrimas según Buenaventura, respondió: “Porque el amor no es amado”. Por primera vez el Sultán vio a un cristiano que era pacífico y devoto, que no quería la guerra sino la paz. Quedó tan impresionado que dijo “Si todos los cristianos fueran como Francisco sería muy fácil ser cristiano”.

San Francisco logró una paz temporal entre ambos bandos. Durante dos años, desde noviembre de 1219 y hasta 1221, no hubo grandes acciones bélicas. El Sultán llegó a ofrecer a los cruzados una tregua que fue rechazada. Poco después, tras desbordarse el Nilo, terminaron pactando una tregua que duró 8 años. Desde entonces, los franciscanos custodian los Santos Lugares siendo, durante 700 años, “la única cara de la cristiandad visible en Tierra Santa”, según Aleteia.

¿Por qué es importante recordar un encuentro así en este mundo?

En palabras del Arzobispo Pierbattista Pizzaballa, Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, para Vatican News: “La de San Francisco y el Sultán es la imagen que necesitamos para reanudar el diálogo que siempre ha sido tan sufrido, pero que hoy es más necesario que nunca: el diálogo entre la Iglesia, entre el mundo cristiano y el mundo islámico. Las migraciones, los cambios, los grandes problemas sociales que existen hacen cada vez más necesario y evidente este diálogo, que no puede ser sólo político, social o económico, sino que debe ser sobre todo religioso y cultural, La imagen de San Francisco con el Sultán es poderosa”.

Según Leonhard Lehman, teólogo alemán y fraile capuchino, lo más llamativo, e importante, de este encuentro “consistió en que el pequeño y enjuto hombrecillo de Asís lograra llegar a la presencia del sultán y pudiera predicarle ¡y regresar sano y salvo! Aquel encuentro sólo fue posible gracias a la forma, al método empleado por el misionero de Asís, un método con el que logró superar las barreras y que no es otro que el del diálogo y la renuncia a la violencia”. Al despedirse, cuenta Leonhard, el Sultán dijo a San Francisco “Ruega por mí, para que Dios se digne revelarme la ley y la fe que más le agrada. Así describe el encuentro Jacobo de Vitry, a la sazón obispo de San Juan de Acre y presente en el campamento cristiano de Damieta”.

El 4 de octubre se celebra la fiesta de San Francisco de Asís, quien acudió a Tierra Santa y Egipto “Como peregrino y testigo de la paz, permaneciendo aquí hasta 1220, hasta su regreso a Italia. Francisco de Asís cruzó las fronteras de la guerra y fue más allá de la lógica del conflicto de civilizaciones, siguiendo la inspiración divina que le llevó a creer en la posibilidad de un encuentro fraterno con toda criatura”, según contó el franciscano Fray Francesco Patton para Vatican News.

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