La fe de la religiosa india que siguió las huellas de Teresa de Calcuta, ayudando a los más necesitados

Durante 35 años la hermana Kurien ha trabajado sobre todo para restaurar la dignidad de mujeres y niños. La casa que acaba de abrir en Calcuta es la número 50

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Son millones los católicos de todo el mundo que siguen las huellas de la Madre Teresa de Calcuta. Entre ellas, una religiosa india que trabaja cada día con las mujeres y los niños de la calle.

Las enrevesadas calles de Calcuta, que vieron nacer la obra inmensa de la Madre Teresa, siguen siendo escenario de una caridad que obra. La hermana Lucy Kurien conoció en su juventud a las Misioneras de la Caridad, en cuyos centros participó como voluntaria. Ellas le dejaron una profunda huella de la que nació su pasión por el servicio social y misionero a favor de las mujeres y los niños de la calle. Por eso esta religiosa del Instituto de la Santa Cruz de Chavanod, fundó años después la red “Maher” (“la casa de mi madre” en lengua marathi), una serie de centros dedicados a las personas que viven en la indigencia en varias partes de la India.

Durante 35 años la hermana Kurien ha trabajado sobre todo para restaurar la dignidad de mujeres y niños. La casa que acaba de abrir en Calcuta es la número 50 y es la primera en el Estado de Bengala occidental.

Cuidar, ayudar y servir a los demás sin distinción de casta o de religión, es la forma de manifestar el amor de Dios por todos, ha dicho a la Agencia Fides, mostrando su alegría por la apertura de este nuevo refugio para mujeres y niños de la calle precisamente en Calcuta. Muchos amigos y vecinos han acudido a visitar la casa y han ofrecido su ayuda, a pesar del miedo latente por el Covid-19. Pero como dice la hermana Kurien, “el amor puede vencer cualquier miedo”

Este centro ofrece apoyo integral a mujeres y niños para que puedan experimentar seguridad y protección, crecer y vivir como personas con dignidad y responsabilidad. Su responsable explica que se sostiene por la confianza en el poder y la gracia de Dios. Es una obra de la misericordia divina realizada gracias a medios humanos, en la que colaboran personas de diferentes tradiciones religiosas para responder a una de las lacras enquistadas en la sociedad india.

Sor Lucy Kurien es la única católica entre las 20 mujeres que el gobierno indio ha honrado con el “Nari Shakti Puraska”, un premio para quienes trabajan por la emancipación de la mujer, que recibió en 2016. La revista austriaca “OOOM” la ha incluido entre las 100 personas que más han influido en el mundo durante la crisis pandémica de 2020.

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