Rompe el llavero que le regaló su suegra y lo que ocurrió a continuación dejó a todos boquiabiertos

La suegra le regaló el llavero como souvenirs de un viaje y lo que ocurrió marcó a una familia entera

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Eva y Pedro siempre guardarán una fecha en su retina por la pesadilla que supuso para este matrimonio residente en Toledo: el 6 de abril de 1994. Por aquel entonces Paula, su única hija, apenas tenía cinco meses de vida. El embarazo se desarrolló sin incidentes reseñables. Sin embargo, en el momento de dar a luz durante el parto, la cadera de Paula se vio dañada por un 'tirón' que le aplicó, de manera negligente, una de las matronas.

Paula sufría una luxación de cadera que podía dejarla coja

Pese a que en los primeros cuatro meses de la vida de Paula no se apreciaba ninguna anomalía física, la revisión que tuvo lugar en el quinto mes del bebé la situación cambió. El pediatra primero y el traumatólogo después detectaron una luxación de cadera, ya que la pierna izquierda estaba menos desarrollada que la derecha. La radiografía revelaba una luxación de cadera como consecuencia de esta malformación. Los médicos pronosticaban que la hija de Eva y Pedro podría caminar, pero cojeando.

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Paula precisaba de una dura operación en el quirófano, aunque no era conveniente, ya que una anestesia no es lo más conveniente para un bebé, por lo que optaron por la escayola. Al matrimonio se le cayó el mundo encima. Nada hacía presagiar un problema así para su recién nacida. Sin embargo, en aquellos duros momentos sucedió un hecho que durante tres años pasó desapercibido para toda la familia. Se daba la circunstancia de que días antes del mal diagnóstico, Eugenia, la madre de Eva (abuela de Paula), había viajado junto a una asociación de amas de casa al Real Monasterio de Santa Maria de Guadalupe, en Cáceres, que custodia la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Pedro recibe el llavero de Guadalupe

Tras regresar a Toledo, lo primero que hizo Eugenia fue acudir a la vivienda de su hija y de su yerno para acompañar a sus seres queridos en aquel día tan duro. Como souvenir de Guadalupe, Eugenia regaló a su hija una medallita y a Pedro un llavero con la Virgen. Eva y Pedro siempre fueron creyentes, por lo que el padre de Paula no dudó un instante en introducir las llaves en el llavero de la Virgen de Guadalupe.

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El tratamiento de Paula para su curación se prolongó en el tiempo. Durante dos largos años permaneció escayolada, por lo que no comenzó a caminar hasta casi los tres años de vida. Según cuentan sus padres, Paula sentía dolores ocasionales en la pierna izquierda. Fueron unos años de dura batalla contra la luxación de cadera.

Paula se recupera

Las revisiones periódicas en el hospital Virgen de la Salud de Toledo ofrecían cada vez mejores resultados hasta que, tres años después de tratamiento, el traumatólogo dio la mejor noticia que podían recibir Paula, Eva y Pedro: la pequeña estaba totalmente recuperada, por lo que recibió finalmente el alta.

Nadie podía imaginar que, ya en los pasillos hospitalarios buscando la salida a la calle, el llavero de Pedro recobraría todo el protagonismo en aquel día tan feliz para la familia, casi tres años después de permanecer día a día en los bolsillos de sus pantalones. Y es que cuando Pedro se llevó la mano al interior de su pantalón, comprobó cómo se había roto la anilla del llavero de Guadalupe, que quedaría liberado de las llaves.

La ¿casualidad? quiso que el llavero de la Virgen de Guadalupe fuera testigo del sufrimiento y luego alegría de Eva y Pedro como consecuencia de la anomalía que padecía su bebé. Casi un cuarto de siglo después, Pedro aún mantiene guardado en su casa, como un tesoro, el llavero de la Virgen. Y es que están convencidos de que Guadalupe tuvo mucho que ver en la recuperación de su retoña.

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