¿Cuáles son las siete obras de Misericordia? Descúbrelo en la nueva entrega de 'Catequesis de andar por casa'

Dar de comer al hambriento o de beber al sediento son quizás las más conocidas, pero hay muchas más también de gran importancia

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Durante el año de la Misericordia que convocó el Papa Francisco del 8 de diciembre del 2015 al 20 de noviembre del 2016 creo que se dio gran impulso a las obras de misericordia. Han pasado 5 años, 5 años para una familia joven es mucho tiempo, en esta semana en la que celebramos el domingo de la Misericordia podíamos proponernos vivirlas en familia.

SEMANA 1 - 7 OBRAS DE MISERICORDIA CORPORALES

Dar de comer al hambriento. ¿Quién prepara hoy la comida en casa, y quien ayuda a ello?, ¿conocemos alguna familia necesitada con la que compartir?, Hablar en casa si tenemos algún compañero de clase que no lleve almuerzo. Hacer un gesto.

Dar de beber al sediento. ¿Quién ofrece un vaso de agua al llegar a casa del trabajo, de hacer deporte, o sencillamente del colegio?

Vestir al desnudo. ¿Dónde está ese hermano o hermana mayor que ayuda al pequeño a vestirse? Llega el momento de hacer el cambio de armario, agradecer que uno tiene la ropa necesaria, valorar si se puede pasar a otras familias, la ropa de los niños muchas veces se queda nueva por lo rápido que crecen.

Acoger el extranjero.¿Tenemos algún compañero en clase, en las actividades extraescolar, o en el trabajo que venga de otro pueblo, ciudad o país y necesitaría sentirse acogido? Aprender algo de su cultura.

Visitar y cuidar a los enfermos. La pandemia que sufrimos ha puesto de manifiesto lo importante y necesario que es visitar a la persona enferma, a la que está sola, y no solo es importante para el que recibe la visita, sino también el poder hacerlo. Cada familia puede tener una experiencia distinta con relación a esto, no importa tanto el pasado, cuando ¿cómo quiero ahora atender a las personas enfermas, ancianas?, ¿hay alguna persona mayor en mi entorno?, ¿puedo ofrecerme a hacer algo por ella?

Visitar a los presos. La familia que tiene algún familiar en la cárcel es una experiencia muy dura. Es cierto que depende de las circunstancias que envuelven ese momento, más justas o menos, con arrepentimiento y dolor por el mal causado, o no,…sea como fuere, experiencia de dolor, de sufrimiento que se nos invita también a acompañar. La posibilidad de formar parte de un grupo que visite y prepare actividades con los presos puede ser una experiencia que ayude a la familia a crecer en la misericordia.

Enterrar a los difuntos. Hemos descubierto lo duro que se hace no poder hacer esto con nuestros familiares queridos. La pandemia ha obligado a muchas familias a no poder acompañar en los últimos momentos al familiar que fallece y ni siquiera tener el tiempo del tanatorio y del cementerio, que al final es una necesidad humana, despedirse, dar sepultura, poder decir adiós,…Hay muchas personas en este momento que necesitan hacer el duelo, procesar la perdida de ese ser querido, acoger el momento, saber que no se va a olvidar, pero que es necesario que el dolor por su perdida se calme dentro del alma.

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