El incansable trabajo del Hospital Fundación Instituto San José con las víctimas de accidentes de tráfico

La pandemia de la covid-19 dificulta el día a día de los profesionales sanitarios que trabajan, sin parar, para ayudar a los pacientes

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El Hospital Fundación Instituto San José es un centro que tiene casi 120 años de trabajo, no lucrativo, cuya misión es ofrecer atención integral a las personas con procesos clínicos complejos en fase subaguda y crónica, con alto nivel de dependencia, en régimen de hospitalización, ambulatorio y domiciliario.

Este domingo, 15 de noviembre, es el día fijado por la ONU como el “Día Mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tráfico”. Aleluya ha podido hablar con Aitor de la Fuente, coordinador del Área de Rehabilitación del Hospital Fundación Instituto San José y nos ha contado el trabajo diario que hacen con los pacientes y también las dificultades que están teniendo a causa de la pandemia de la covid-19.

“Es un hospital que tiene casi 120 años de funcionamiento. Inicialmente estaba dedicado para pacientes con problemas de epilepsia, posteriormente se convirtió en un hospital destinado a un tema más geriátrico y desde hace unos cuantos años ya es un hospital como cualquier otro al uso, de media estancia” nos cuenta Aitor.

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El día a día en el Hospital Fundación Instituto San José

Aitor nos dice que “aunque es un hospital concertado como puede ser cualquiera es un poco diferente en cuanto a algunas razones. No está todo establecido en un mismo edifico en una misma unidad, sino que están repartidos en pequeñas unidades entre 20 y 30 camas”.

El día a día de Aitor es lleno de trabajo, “a primera hora de la mañana vemos a los pacientes que ingresan nuevos, hacemos una valoración del paciente, prescribimos los tratamientos que van a necesitar para mejorar en su ámbito funcional”. Después de la primera valoración, “hacemos interconsultas a otros profesionales que trabajan con nosotros: traumatólogo, un neurólogo, un psicólogo y demás profesionales que trabajan en esta casa. Y después hablamos con los diferentes profesionales que van a tratar al paciente: terapeutas, fisioterapeutas, logopeda y le comentamos cuál es el trabajo que deberían realizar para conseguir recuperarse”.

En el hospital también existe una unidad para la atención a las familias. Aitor, una vez a la semana, dedica unas horas “para hablar con los familiares. Es sobre todo guiarles en el proceso de recuperación del paciente”. En esta época de pandemia, en la que están restringidas las visitas a los pacientes, los familiares están lejos de ellos y no tienen ese contacto que desearían tener. “Intentamos a través de llamadas por teléfono o visitas presenciales calmarles un poco” nos cuenta Aitor.

Sobre su trabajo Aitor nos cuenta que “me llena mucho el poder ver al paciente en el momento que ingresa, que acuden en el peor momento de su enfermedad, y ver cómo eres capaz de tratarle, de seguirle día a día, proponerle más objetivos y ver como abandona el hospital con una recuperación funcional la mayor parte de los casos más satisfactoria”.

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Los problemas que ha causado la pandemia de la covid-19

La pandemia obviamente no está ayudando el día a día de Aitor y de todos sus compañeros. “Las principales dificultades que tenemos es en torno al tratamiento de los pacientes. También nos llegan otro tipo de pacientes, con muchos problemas neurológicos y muchas complicaciones grave que dificulta la propia recuperación y el propio tratamiento”.

Aitor nos cuenta, en detalle, su trabajo en el hospital en tiempos de pandemia: “Aparecen pacientes positivos, pacientes de un positivo estrecho, hay pacientes que ya no se les puede tratar en el gimnasio, que el tratamiento tiene que ser en la habitación. Todo eso dificulta el trabajo que realizan nuestros profesionales. Nos vemos un poco limitados. Y luego a parte el componente emocional. No es lo mismo trabajar tranquilo sin ningún tipo de barrera (mascarilla, gafas…), que el hecho de trabajar con todos esos artilugios. Incluso el miedo que tienen ellos, miedo a contagiarse, a infectar a otras personas”.

Aitor ha querido contar para Aleluya un mensaje que él mismo escribió a todos sus compañeros: “Esta profesión la hemos elegido, por suerte o por desgracia somos lo que queremos y en estas situaciones tenemos que demostrar quienes somos y para que nos hemos formado. Son los pacientes los que nos necesitan más para poder ayudarles, y que se recuperen funcionalmente”.

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