El trabajo de Juan Miguel, párroco de 44 iglesias: "La gente de los pueblos acaba siendo parte de tu vida"

Durante la pandemia los feligreses de todos los templos han tenido que seguir la Santa Misa a través de sus casas y el cura se ha convertido en un influencer

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Juan Miguel Gutiérrez es un párroco rural que vive en un pueblo al norte de Burgos. Lo curioso es que es párroco de 44 iglesias. Este cura ha contado su testimonio durante la Presentación de la Memoria de Actividades de la Iglesia en 2019.

“No estoy solo. Tratamos de construir comunidades y trabajamos de manera conjunta” cuenta Juan Miguel. Entre las anécdotas que Juan Miguel ha contado es que ya lleva 24 tejados reformados con sus manos: “Atendemos 56 edificios, pero también hay que picar las iglesias, pintarlas, temas de retablos, la luz. Nos hemos vuelto expertos en patrimonio”.


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El tiempo complicado de la pandemia

La España vaciada es así y durante la pandemia ha sido peor. Los feligreses han seguido la Santa Misa a través de sus casas y el párroco se ha convertido en un influencer: “Ha sido una época difícil para nuestros pueblos y para la gente mayor. A veces tenían dificultades para acceder a las nuevas tecnologías, pero hemos intentado estar presentes en sus vidas. Ellos agradecían la presencia de los curas a través de estos medios. Hemos hecho catequesis para los niños, nos hemos convertido en quien hacíamos las compras a los mayores, llevarles medicamentos, atendimos a enfermos covid-19. Ha sido una tarea en que hemos echado imaginación y los pueblos se han adaptado. Hemos conseguido que no se sintieran solos, que sintieran la presencia de la Iglesia”.


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"Te sientes querido y te sientes parte de la vida de esa gente"

¿Lo mejor de ser cura de pueblo? Juan Miguel lo tiene claro: “Es un don y una suerte. Yo soy feliz, aunque la gente piensa que 44 pueblos es mucho. Es una opción personal estar en los pueblos, porque creo que la Iglesia tiene que esta presente ahí y no abandonar los pueblos. La gente de nuestros pueblos acaba siendo parte de tu vida. Tu les conoces, lo que sienten, te conocen a ti... no es lo mismo predicar una homilía a gente que pongo cara y apellidos, pero además conozco a su familia y sé lo que les pasa. Es una manera más personal. Yo soy el beneficiario de todo porque aprendo de ellos, disfruto de ellos. Te sientes querido y te sientes parte de la vida de esa gente

Sobre el patrimonio que tiene en estos pueblos, Juan Miguel cree que “no es solamente un valor histórico o artístico, sino que las piedras están cargas de sentimientos y de momentos importantes. En estas iglesias la gente se casa, despide a sus seres queridos, la gente llora, celebra la vida... Hemos aprendido el valor del patrimonio para vivir la fe y construir comunidad







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