Así colabora la familia Sáez Martín con los más necesitados: “El amor de Dios crece si sirves a los demás”

Los siete miembros de la familia, un matrimonio y cinco hijos, colaboran con el comedor San José y con el Proyecto Ágape

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La familia Sáez Martín está integrada por un matrimonio y cinco hijos. A todos ellos les une su amor a Jesucristo. Viven en Madrid. El Evangelio está en su día a día, pero no solo a través de la oración, sino con hechos.

Pablo, de 18 años, colabora con la Fundación Ágape, que ayuda a personas que no tienen un techo. Otros miembros de la familia son voluntarios del comedor San José desde el pasado mes de diciembre: “Pensábamos que el 24 de diciembre se celebra el nacimiento de Jesús, peo parece que el mundo se ha olvidado de ello y es el día mundial del langostino”, comenta el padre de familia, que desataba con este comentario las risas de los asistentes a la Fundación Pablo VI para conocer la Memoria de Actividades de la Iglesia en 2019.


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La familia se declaró “en rebeldía” ante esta sensación de olvidar la importancia de la Navidad, por lo que todos ellos acudieron al comedor San José y fueron a servir la cena de Navidad con gente que acude con frecuencia a este hogar, especialmente personas que están solas: “Fue una experiencia preciosa”, comenta.

Pablo, pese a su corta edad, es un ejemplo de lo que es amor al prójimo. Cada lunes por la noche acude a la calle Santa Engracia número 20, a la Congregación de Santa María 'Salesas' para colaborar en el 'Proyecto Ágape' Allí celebran una misa a las 19.30h, y luego preparan comida para distribuir en los barrios de San Bernardo y en Colón a aquellas personas necesitadas con las que se encuentran en la ruta: “Lo que me llamó la atención de este proyecto es que solo con la compañía que le damos a estas personas, es muy importante para ellos, no solo la comida”.


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Sin duda, la historia que más ha marcado hasta ahora a este joven adolescente es la de Richard, un joven de raza negra de 20 años: “Fue el primer día que colaboré. Me dijo que le echaron del trabajo por la pandemia y además sus vecinos le discriminaban por pensar que le despidieron por la droga. Por eso, estoy con él siempre que puedo”, comenta.

El acompañamiento es una de las misiones de la Iglesia, y que sin duda lleva a efecto esta familia. Eva, la madre de los chicos, hace hincapié en la idea del acompañar, más allá de la ayuda material: “Si nos quedamos en la ayuda material no llegamos al corazón de las personas. Una cosa bonita del comedor de San José es que lo gestionan los voluntarios, cada uno como puede. Y lo más importante es la acogida, se acogen a personas se les hace sentir parte de una familia. Además, si están alejados de Dios, se les ofrece la posibilidad de volver a acercarles o dárselo a conocer. El amor de Dios crece cuando sirves a los demás y lo vives en comunidad”.







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