José Antonio, 23 años trabajando como sacristán de la Catedral de Burgos: "Es una parte de mi vida"

La Catedral burgalesa comienza su jornada muy pronto, a las 8 se abren las puertas y José Antonio empieza los preparativos de las misas y oficios religiosos

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La Catedral de Burgos acaba de conmemorar los 800 años del templo con tres días cargados de actos que culminaron ayer, miércoles 21 de julio, con el concierto de los Niños Cantores de Viena. Ahora la Catedral vuelve a recuperar su vida diaria y la página web de la Archidiócesis de Burgos ha publicado este jueves una historia que merece la pena contar, la vida de uno de los protagonistas de la Catedral: su sacristán, José Antonio Sáiz.

José Antonio Sáiz Manchado lleva 23 años como sacristán de la Catedral. Este año espera jubilarse, dejando detrás el día a día en el templo gótico, nada rutinario y plagado de acontecimientos. En 1998 comenzó a ejercer como sacristán de la Catedral de Burgos, tras superar unas pruebas, al haberse producido una vacante.



El día a día de la Catedral burgalesa

Según se puede leer en la página web de la Archidiócesis de Burgos, para José Antonio, la Catedral es “el monumento más bello que se puede contemplar, pero más allá de su estética, es una parte de mi vida, me casé en la capilla del Cristo de Burgos, del que soy muy devoto, cada rincón me parece una maravilla, la capilla de los Condestables o el cimborrio son inigualables, cuando a primera hora de la mañana entro en la Catedral, desprende una luz que, con solo mirarla, me aporta paz, tranquilidad y alegría para afrontar el día”.

La Catedral burgalesa comienza su jornada muy pronto, a las 8 se abren las puertas y empiezan los preparativos de las misas y oficios religiosos, también la limpieza de las capillas y puesta a punto de los vasos sagrados y la vestimenta de los sacerdotes. A las 8 y media de la tarde, José también es el encargado de cerrar el templo: “Puede parecer monótono, pero no lo es, cada día tiene mucho de nuevo, siempre suceden cosas nuevas porque la Catedral es un templo vivo, en el que el tiempo no se detiene, aunque parezca que sí”.

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La anécdota de José Antonio

Según ha contado José Antonio a la web de la Archidiócesis de Burgos, no faltan tampoco las anécdotas en el día a día: “Hace varios años, cuando todavía no existían los teléfonos móviles, al cerrar la Catedral, un canónigo se quedó dentro, en la capilla de Santa Tecla, aún sin restaurar, y tuvo que pasar toda la noche encerrado. Cuando abrimos por la mañana estaba asustado, nos dijo que pasó toda la noche rezando y con frío, pero lo más curioso es que nadie le había echado en falta para intentar buscarle aquella noche, que seguro no olvidará nunca, porque la Catedral sin luces impone mucho”.

Ser sacristán en una Catedral no es tarea fácil: “Para mí es fundamental vivir la liturgia y participar en la misma, el sacristán no puede ser ajeno a la liturgia, porque esto es mucho más que un oficio o un trabajo por horas, ser sacristán supone también una manera peculiar de vivir la fe y creo que no se puede separar lo uno de lo otro, sin fe el trabajo del sacristán carece de sentido”.

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La Catedral, un instrumento de evangelización

José Antonio también considera que la Catedral puede ser un instrumento de evangelización, aunque en los tiempos actuales se ha puesto difícil: “En la medida en que los visitantes, aunque vengan buscando únicamente el arte y la belleza de las obras, puedan ver más allá de las piedras y los objetos, la Catedral puede servir para que se acerquen a Dios, porque todo está hecho en el interior del templo para acercarnos la grandeza de Dios y pienso que ahora, en el mundo que vivimos, sería muy difícil hacer esta Catedral, porque sin la fe es imposible lograr lo que consiguieron los artistas y arquitectos aquí. Su huella es muy clara y su intención es siempre llevarnos a Dios”.

La jubilación se acerca para José Antonio, en diciembre tiene previsto jubilarse tras 23 años de sacristán: “Me llevo unos recuerdos imborrables, ha sido la etapa más fecunda de mi vida, tanto que me gustaría que mi hijo fuera quien me sustituya, porque sabe lo que supone este oficio, lo ha vivido en familia y le veo capaz de hacer una buena labor”.

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