Acogerles, no juzgarles y con una mirada de perdón: así asiste la Iglesia a las personas que están en prisión

Es Jueves Santo, Día del Amor y del Perdón. Por este motivo, TRECE ha conocido cómo acompañan las Hijas de Jesús a los presos, y ha ahondado en el proyecto 'Aventura de Vivir'

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Es Jueves Santo, Día del Amor y del Perdón, y por ello desde TRECE ha dado a conocer el testimonio de las Hijas de la Caridad, dedicadas a ayudar a gente que permanece o ha estado en prisión para descubrir cómo es la misericordia de Dios.

Desde hace años, la congregación ha visitado las cárceles de todo el país. Con el paso del tiempo, las hermanas tienen claro que el motor para cuidar a estas personas es el amor: “Que se sientan en todo momento acompañadas, escuchadas, atendidas.... Estamos llamadas a ir a las más débiles”, comenta una de ellas.

Un amor que se concreta en la ayuda a las personas que están en la cárcel y también a las que recientemente han abandonado los centros penitenciarios: “Actuar dentro y luego también tener los recursos para acogerlas dentro de casa, buscar todos los recursos a nivel social y laboral, que los tengan cubiertos a nivel psicológico”.

Tanto las Hijas de la Caridad como los voluntarios intentan conseguir una reinserción en la sociedad que no siempre es tarea sencilla:“A veces resulta complicado porque tienes que hacer ese trasvase donde todo se lo dan hecho a establecer prioridades y rescatar habilidades que la persona tenía antes de entrar en prisión”, ha explicado.

Lo más importante es que se sientan perdonadas ellas mismas para que después sea la sociedad quien deje de juzgarlas por su pasado: “Ves que es gente que va a la Eucaristía, gente que es practicante, que se confiesa a menudo, pero lo que más les cuesta es perdonarse a si mismas. La tarea se complica cuando se sienten juzgadas por la sociedad. De hecho, a veces vas con ellas por la calle y te dicen que se sienten observadas”.

Miguel y Jesús Ángel, voluntarios del proyecto 'Aventura de vivir' para acompañar a los presos

Proyectos como 'Aventura de vivir' ahondan en esa misericordia. Miguel y Jesús Ángel son dos de los voluntarios de esta iniciativa: “Lo que buscábamos con este taller era acompañarles en esta etapa de la vida que les toca a vivir, y no sobrevivir. Yo tenía ya experiencia de haber hecho otro tipo de voluntariado, llevando cajas de alimentos, pero me interesaba comprender en primera persona cuál era el verdadero sentido del perdón”, ha comentado Miguel.

Por su parte, para Jesús Ángel todo cambió cuando visitó la prisión de Padua en Italia: “Fue tal el impacto que desde ese momento cuando volví a España intenté buscar quien me acompañara a algo así y encontré estos amigos dentro del movimiento de Comunión y Liberación y me sumé a ello”.

Aunque los voluntarios no quieren que se olvide que, a pesar de todo esto, la cárcel sigue siendo un lugar inhóspito: “La cárcel es un lugar duro para todo el que está allí. Ese error no es definitivo ni para siempre”.

Este taller de 'Aventura de vivir' está abierto a todos, incluso han participado presos que profesan la religión musulmana: “Fue muy bonito porque a uno de los internos le preguntamos por qué venía y nos respondió que venía cada sábado porque era un lugar donde se sentía querido y había encontrado unos amigos que me acompañan”, han relatado.

Todos ellos reciben mucho más de lo que se esperaban: “Algunos de ellos nos dicen que hay momentos en que se olvidan que están en la cárcel por el tipo de libertad que experimentan. Otros nos dicen que venir al taller se convierte como en un remanso de paz en el que el Señor les dice que está con ellos”.

Miguel ha podido experimentar cómo a veces cuesta mirar con ojos de misericordia a personas que han hecho tanto mal: “Hemos conocido a gente más o menos famosa, delitos con más o menos trascendencia de sangre, y siempre te impresiona ese punto: ¿cómo puedo mirar yo a esta persona con ese mal que ha causado? Sin embargo, hay que mirarlo con una nueva mirada y esa mirada es la del perdón”.

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