Así vivió su nombramiento el nuevo obispo de Ávila: "En medio de la sorpresa y temblor, pensé en santa Teresa"

El hasta ahora rector del Pontificio Colegio Español de San José de Roma, Jesús Rico García, tomará posesión de la sede abulense el 15 de julio

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“En medio de la sorpresa y el temblor, me vinieron a la memoria las palabras de santa Teresa: Nada te turbe, nada te espante…Solo Dios basta. Estas han sido las primeras palabras de Jesús Rico García, que ha sido nombrado este 29 de mayo obispo de Ávila.

El hasta ahora rector del Pontificio Colegio Español de San José de Roma ha comparecido en el obispado de la que será su sede para confesar a sus diocesanos que asume esta encomienda pastoral “con paz y serenidad, pues, como decía San Pablo: “Sé de quién me he fiado”. Agradezco al Santo Padre que haya puesto en mí su confianza para desempeñar este importante y delicado ministerio”.


“Ávila tierra de santos y de cantos”

“Ávila tierra de santos y de cantos”, ha expresado, por eso, ha querido “hacer memoria agradecida al Señor por tantos testigos que han salido de esta tierra y ayudaron a una auténtica reforma de la Iglesia. San Segundo patrono de la diócesis, los mártires Vicente, Sabina y Cristeta, que dieron su vida poco antes de la Pax Constantiniana, Santa Teresa de Jesús, San Pedro de Alcántara, San Juan de la Cruz…”.

La renovación de la Iglesia, ha dicho hablando de su futuro y recordando las palabras de Benedicto XVI, “sólo vendrá también hoy, de la fuerza de aquellos que tienen raíces profundas y viven de la plenitud pura de la fe”. Hoy como ayer, “necesitamos no tanto líderes cuanto testigos, personas que remitan a Cristo, no a sí mismos. En la Iglesia, como hace unos días manifestaba el Papa a un grupo de peregrinos, lo que se testimonia es más importante que lo que se predica”.

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Caminar juntos

El obispo electo ha expresado que “necesitamos sentirnos Pueblo de Dios, caminar juntos, como Comunidad-Iglesia, compartiendo los carismas y ministerios. Esta es la sinodalidad a la que estamos convocados. Ojalá, sepamos escucharnos y apoyarnos unos a otros en nuestro camino de fe, sin que nadie quede atrás o al margen. El obispo, como repite el Papa, unas veces tendrá que ir delante abriendo camino, otras al lado, apoyando y animando y, otras, detrás sosteniendo a los que tropiezan y caen. Siempre con la confianza de que el Señor es el protagonista de la misión. A nosotros nos toca sembrar, salir sin miedo al encuentro del hombre con la Buena Nueva, fuente de plenitud y felicidad”.

Por último ha querido expresar agradecimiento a su familia. “De mis padres recibí la fe y su ejemplo me estimuló a ir creciendo en el seguimiento del Señor. De mi querida parroquia de Montemayor de Pililla salí para el Seminario Menor de Valladolid, mi diócesis, del que tengo un excelente recuerdo. Gracias a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Ella ha sido mi segunda familia donde he aprendido a ser cura, viviendo mi ministerio en fraternidad y sintiéndome animado y apoyado en todo momento y, finalmente, un recuerdo agradecido a las personas que me han ayudado a crecer como sacerdote en los distintos lugares donde, durante estos cuarenta y tres años, he ejercido el ministerio”.


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