La Asociación de la Prensa de Madrid reivindica la verdad como el "oxígeno de la democracia"

El presidente de la APM, Juan Caño, recogió el Premio ¡Bravo! Especial que aseguró ser "un soplo de aire fresco para no desanimarnos"

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Este miércoles, 19 de mayo, la Conferencia Episcopal Española ha acogido el acto de entrega de los ‘Premios ¡Bravo!’ 2020, cuyos galardonados se dieron a conocer el pasado mes de diciembre con el objetivo, por parte de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales, de reconocer "por parte de la Iglesia, la labor meritoria de todos aquellos profesionales de la comunicación en los diversos medios, que se hayan distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos”.

Las restricciones derivadas de la covid-19, obligó a la Comisión a aplazar enero esta entrega de premios al mes de mayo, ante el aumento de contagios que se registraron tras la Navidad.


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Entre los galardonados destaca el Premio ¡Bravo! Especial: Asociación de la Prensa de Madrid en su 125 aniversario. Su presidente, Juan Caño, ha recogido el Premio y ha hablado en nombre de todos los premiados: “Antes de nada tengo que confesar que me siento abrumado por la calidad de los trabajos que han recibido los Premios ¡Bravo! este año”.





Las palabras de Juan Caño en nombre de todos los premiados

Juan Caño ha querido empezar su discurso recordando lo que era Madrid hace 125 años: “Vivían 500 mil personas entonces y todas ellas estaban ávidas de noticias y solo se podía satisfacer esa información por 2 vías. Ir a un mentidero de la villa o comprar uno de los periódicos que se vendían entonces. En aquel tiempo había 35 periódicos en Madrid, de tirada considerables y algunos llegaban a 60 mil ejemplares. Ser periodista en aquel tiempo no era tan maravilloso como podría suponerse. Al margen de la precariedad laboral y de los sueldos de miserias, sobre los periodistas siempre estaba la Espada de Damocles de la prisión. No existía una institución que velara por los derechos a la libertad de expresión de los periodistas”.

El presidente de la APM recuerda que “fue hace 125 años cuando 175 periodistas de Madrid se unieron, entre ellos los directores de los 35 periódicos existentes para fundar la APM. Entre los asuntos abordados en la primera reunión de la junta directiva estaba el de comprar 5 nichos para asegurarse que algunos de los periodistas que morían y que no tenían donde caerse muertos, tuvieran un entierro como Dios manda. También se ocupó de aquellos compañeros que estaban en la cárcel por motivos políticos”


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"Sin periodismo no hay democracia"

Juan Caño ha querido remarcar que “en este siglo y cuarto transcurrido, la APM se ha mantenido fiel a la misión que es la base de la profesión periodística, alentar la búsqueda de la verdad y la defensa de la libertad. Verdad y libertad son valores esenciales que compartimos con la Iglesia”. Sin embargo, Juan Caño ha advertido que “no corren tiempos buenos para esos valores. Suele decirse que cuando estalla un conflicto armado la primera víctima es la verdad. Igual ocurre con casos como la pandemia que a lo largo del 2020 ha dejado tantos muertos y a los periodistas nos somete a una verdadera tormenta de noticias falsas y ha instalado en nuestra sociedad desconfianza y desinformación hacia el periodismo que la APM no se ha cansado de denunciar”.

Asimismo, Juan Caño ha querido subrayar que “la verdad merece la pena. Es preciso decir, una y mil veces, que la verdad merece la pena, hay que luchar por ella. Los periodistas estamos entrenados en ese empeño. Es un mecanismo esencial para el correcto funcionamiento de cualquier sociedad. Es el oxígeno de la democracia, y sin periodismo no hay democracia. La verdad está devaluada en nuestra sociedad. Han convertido la mentira y opacidad en monedas de cambio que terminan por ser aceptadas”

“La profesión de periodista atraviesa crisis de precariedad, identidad, económica y tecnológico. Por ello el premio es un soplo de aire fresco para no desanimarnos” ha afirmado el presidente de la APM.


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El recuerdo de Juan Caño, muy emocionado, al sacerdote Manuel de Unciti

Terminando su discurso, y ya muy emocionado, Juan Caño ha contado una preciosa anécdota de su vida: “A 500 metros de donde nos encontramos termina la calle Rosa Jardón. Allí, en un caserón, durante más de 30 años vivieron estudiantes de periodismo que utilizaron esa casa como residencia. Era la Residencia Azorín, fundada por un sacerdote y periodista que llevaba en la frente impresa la palabra Verdad. Se dedicó durante esos años, mientras estuvo en marcha la residencia, a inculcar la verdad en los más de 300 periodistas que se formaron en aquella residencia que era sobre todo una escuela de periodista. Ese sacerdote fue mi mejor amigo, se llamaba Manuel de Unciti, murió hace 8 años. Recibió 2 Premios Bravo por su labor de apostolado y por su residencia Azorín”.

“El Premio Bravo especial que habéis concedido a la APM está dedicado a todos los periodistas que representa la APM pero me vais a permitir que yo se lo dedique, muy especialmente hoy, a mi amigo Manuel de Unciti que estoy seguro que allá arriba estará sonriendo. Manolo es tu tercer Premio Bravo” ha dicho Juan Caño visiblemente emocionado.



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